En la actualidad...
Sara.
Recojo mis cosas de mi escritorio porque ya es hora de retirar me de la empresa donde laboro como ejecutiva administrativa desde hace seis meses.
Sé que podría estar administrando la empresa de inmobiliaria que posee mi padre al ser su única hija por ende heredera universal de todo.
Sólo que no deseo tomar las riendas todavía, es más desearía jamás hacerlo porque no me gusta esa rama.
Lo mío es la Abogacía, aunque no soy abogado pero soy quien administra los casos junto con mi jefe Don Robert Helt, quien es un amor de viejito.
Me quiere como a una hija, y yo a él como a un segundo padre.
Mientras mi padre no me necesite en la empresa no iré, en pocas palabras cuando se retire cosa que no hará pronto.
Recojo mi cartera levantando me estirando mi cansado cuerpo entallado en un ajustado vestido de mangas tres cuarto color vinotinto hasta la rodilla con escote que dejaba a la vista el inicio de mis senos.
Camino con elegancia en mis altísimos tacones Chanel color negro pasando por el pasillo casi desierto ya que a esta hora casi todos se han ido.
Presiono el botón del ascensor para que sus puertas se abran. Al entrar una mano grande y masculina detiene el cierre de las puertas.
Por ellas entra un imponente hombre de al menos metro noventa y tantos de una masa de músculos enfundados en un carísimo traje Armani de tres piezas color negro.
Trago seco nerviosa porque jamas lo he visto. Debe ser o un nuevo inversionista o un cliente.
También puede ser un abogado.
Joder si es así sería difícil trabajar porque me distraería con semejante especimen bien puesto.
Diablos, que esta cosa avance rápido.
No logro ver su cara porque tampoco soy tan descarada para hacer que se voltee ante mí.
Entrelazo mis dedos para disipar mis temblores.
Mierda, tenia tiempo de no sentirme así desde que...
No vayas por ahí linda.
Inspiro profundo para tranquilizar los latidos de mi corazón mientras el ascensor desciende hasta la planta baja, ignoro el magnetismo de semejante hombre a mi lado que parece que ha fijado su mirada en mí.
Cosa que me tensa, y me hace pensar que estamos solos aquí y si quisiera hacerme algo nadie lo impediría.
¿Segura que no te dejarías?
Aprieto mis labios en una tensa línea ante el descaro de mi conciencia.
__Veo que no me recuerdas Sara.
__Habla la voz gruesa del hombre logrando que la Pelirroja le mire frunciendo el ceño.
__Disculpa ¿te conozco?
__Indago confundida. Ahora detallando lo con mis ojos más concienzudamente.
Encontrando que sí es un hombre de metro noventa piel morena de pelo negro y unos impactantes ojos azules que me miran fijo.
Sus musculos apretados en ese carísimo traje Armani de tres piezas me da una idea de lo trabajado que está su cuerpo.
Lo que me hace tragar seco porque el condenado está buenísimo.
¿Será que si lo conozco? ¿Pero de donde? Yo jamás me podría olvidar de tremendo macho como este.
Él me da una sonrisa ladina que me muestra una hilera de dientes rectos y blancos que me pone a temblar las piernas.
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Somos Fuego (Completa)
RomanceDesde niña soñé con vivir mi felices por siempre al casarme con el hombre que amaba, pero la vida misma se encargó de mostrarme la cruda realidad. ¿Y es que quien me iba a decir que terminaría divorciada un año después de casarme con el prestigioso...