Jorgie.
Decir que evadí al pesado pero buenorro de Bastián con completo éxito es totalmente mentira.
El muy desgraciado siempre tiene la forma de llegar a mí, y eso me pone de los nervios.
Sé perfectamente que él ya no es el mismo capullo que rompió mi corazón a causa de esa apuesta que hizo con sus amigotes de esos tiempos.
Sé le nota la madurez, pero eso se le olvida a la hora de perseguir me.
Sigo dando mis clases en el amplio salón que posee un enorme espejo pegado en la pared a todo lo ancho.
Así podemos vernos bailar y con ello mejorar nuestra técnica.
Ya finalizado la hora de clase, y mis alumnos se van a sus casas. Me siento satisfecho al sentir mis músculos adoloridos por causa del arduo trabajo.
Eso me ayuda a mantener mi cuerpo en forma, no tengo musculatura grande pero si definida.
Soy flexible en varios ángulos, y eso a la hora del sexo es sin duda maravilloso.
Sacudo mi cabeza porque me dan ganas de tener sexo, solo que no hallo con quién.
Últimamente he tenido mucho trabajo.
Doy un suspiro cansado para apagar las luces del salón y así irme a dar una ducha en los bastidores del sitio.
Ya dentro del baño me desnudo con parsimonia dejando que el agua tibia recorra mi cuerpo dolorido.
__Vaya, si que has cambiado y para bien muñequito.
__Se oye la voz ronca de un hombre que hace que el aludido de un salto en su lugar para girarse al intruso.
__Por el amor a Cristo, ¿que haces? Salte de aquí ahora Bastián.
__Chillo avergonzado tapando mi miembro con las manos.
Aunque sé que es inútil porque se puede apreciar lo demás sin problema.
Sé que soy coqueto y atrevido pero jamás haría algo así y menos en mi lugar de trabajo.
Maldito Bastián.
Él me sonríe con diversión, echo que me dan ganas de partir su bello rostro de un puñetazo.
__No te enojes muñequito, además no es algo que no halla visto antes.
__Subraya Bastián jocoso.
Mirando como el Bailarín rueda sus verdes ojos tomando una toalla que enrolla en su cintura.
__Eso fue en tiempo pasado Taradito, ahora soy un hombre.
__Destaco mordaz para agarrar mi bolsa de entrenamiento y sacar de él un bóxer y una bermuda junto con una camiseta negra y campera azúl.
Dejo caer la toalla al suelo estando seguro de mi cuerpo, atrás sé quedó en el olvido mi reciente timidez.
No le volveré a mostrar debilidad a Bastián nunca más.
Noto que sus ojos azules se oscurecen y me recorre un calorcito rico al que decido ignorar.
Me visto con calma aún teniendo la mirada poderosa del Taradito que en mi fuero interno me está intimidando.
Cosa que no mostraré por fuera.
Soy el puto amo ahora.
Justo cuando le iba a pasar por el lado para salir de las duchas el cuerpo grande y musculoso del Taradito me acorrala contra la pared al lado de las duchas.
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Somos Fuego (Completa)
RomanceDesde niña soñé con vivir mi felices por siempre al casarme con el hombre que amaba, pero la vida misma se encargó de mostrarme la cruda realidad. ¿Y es que quien me iba a decir que terminaría divorciada un año después de casarme con el prestigioso...