Capítulo: 10

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Sara.

Han pasado casi dos semanas desde que me enteré de la canallada que me hizo mi difunto abuelo Richard Spears.

Porque eso de prácticamente usarme a mi como moneda de cambio y hacer un contrato donde me tenía que casar con uno de los hermanos Scott, y si nos divorciamos por infidelidad quien la cometiera este perdería la empresa.

Y eso es exactamente lo que puede pasar y me arrepiento de no haber dicho la verdad, y también por borrar las fotos que incriminan a Diego como el infiel que es.

Hoy cada día le odio un poco más porque tuvo las santas bolas de mentir diciendo que yo fui infiel.

Quise ir a buscarlo y patear sus pequeñas pelotas, pero Dániel no me dejó y me dijo que no valía la pena desgastar saliva en alguien como él.

Dániel me aseguró que esas acusaciones no iban a pasar de ahí porque él no tiene pruebas.

Ahora encarando la forma en que todo se resolverá es si me caso con Dániel Scott.

Y la verdad es que no quiero hacerlo, sé que mi padre no le importaría perder su empresa, pero es algo que no pienso permitir porque perderla sería desastroso porque ha sido su trabajo de años de esfuerzo.

Así que tragando me mis dudas acepto casarme con Dániel.

Lo único bueno es que esta vez habrá cláusulas y contratos prenupciales.

Es decir que lo suyo es suyo y lo mío es mío.

No cometeré ese error otra vez.

Ya lo viví con Diego y es en verdad estresante.

Luego de mucho papeleo y decidiendo sobre quién iba a quedarse con el departamento.

Al final me lo quedé yo.

Fue algo humillante el ver cómo el hombre que amé con todo mi corazón peleaba por un departamento.

Eso me terminó de desencantar de mi ex esposo.

Por mí él se puede ir al mismísimo infierno sin boleto de regreso.

En camibio su hermano mayor Dániel Scott es otro suplicio.

Puesto que a simple vista y con echos me ha demostrado que es todo lo contrario del imbécil de su hermano menor.

Aún así el miedo a salir lastimada es mucho más grande que otra cosa.

Por eso es que me reusaba a darle más que una amistad a Dán, ya que él seguramente podría destruirme por completo.

Lo presiento.

Sé que ese hombre me atrae para mí pesar más de lo que un día su hermano lo hizo.

Y me causa terror.

Pero cómo la vida está siendo una perra conmigo, pues no me queda de otra que casarme con Dániel Scott.

Eso sí, colocando mis condiciones. Sé que Dániel las aceptará.

Aunque las más delicadas me hagan querer quitarlas del documento.

No Sara, mejor no vayas por ahí.

En estos momentos me encuentro con mi abogado de confianza Andrés Quevedo, quién es también un buen amigo que me ayudó en todo el proceso de divorcio.

Fue quien consiguió las fotos de mi ex siendo me infiel.

Andrés Quevedo es un hombre de penas 33 años de constextura robusta, y músculos bien puestos que dejan a la vista en sus costosos trajes de ejecutivo.

Somos Fuego (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora