Capítulo: 25

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Sara.

El tiempo siguió su curso luego de que me casé con Dániel, y digo con toda sinceridad que él me ha echo feliz, mucho más de lo que me imaginé.

Ya tenemos cinco meses de casados.

Pronto nos acercamos de cumplir el año de casados para nuestras empresas dejen de estar en peligro por culpa de ese contrato.

Sé que Dán me ama, y con todo lo que ha echo pues reconozco que estoy perdidamente enamorada de mi esposo por contrato.

Amo a Dániel Scott.

Lo único que me detiene de decirle que lo amo es mi miedo a que algo malo pase y termine con el corazón roto otra vez.

Y sé con certeza que esta vez será más difícil de superar porque por Dániel siento mucho más de lo que alguna vez sentí por Diego.

Y es absolutamente cierto.

Sacudo la cabeza en busca de espantar esos pensamientos que solo me hacen daño.

En estos momentos me encuentro en mi oficina mirando unos avances de los casos que están llevando nuestros abogados señoriales.

Los junior solo apoyan en estos mostrando así que son excelentes para ese trabajo.

Hasta ahora ninguno me ha defraudado.

Suelto un suspiro cuando termino de revisar todo. Me levanto para estirar mi cuerpo.

Ya que al estar tanto tiempo en la misma posición, cansa.

Supe que la familia de mi marido está teniendo problemas en varios de sus hospitales, los cuales están perdiendo dinero de una forma alarmante.

Eso carga bastante enfurecido al viejo David Scott, ese hombre es un ser despreciable que solo piensa en el dinero.

Y que no le importa dañar a quien se le atraviesa en medio.

De eso puede dar fé Diego que casi pierde la vida por causa de su propio abuelo.

Le ruego a Dios que ese hombre deje por fin a Dániel y a Diego en paz.

Mi relación con mi ex marido Diego, ahora es cordial, ya que aunque él todavía no lo acepte sé que se está enamorando de la madre de su hijo.

Y gracias a la aparición de Amelia le hizo bien a su vida llena de banalidades.

Ella lo puso en el carril, y se puede decir que ambos se complementan.

Dónde Diego es calma, Amelia es tormenta.

Dónde él es pólvora, ella es chispa.

Tal para cuál.

Además que es muy gracioso ver cómo se celan, y lo peor es que no lo admiten ni a balazos.

Ambos son unos tremendos orgullos.

Así como eres tú mi ciela.

Doy un bufido de hastío porque sé que en parte de que no le halla dicho "Te Amo" a Dániel es por mi orgullo.

Ese es mi peor defecto. Y lucho con él todo el tiempo.

Cabe destacar que Dán y yo no solemos pelear ya que los dos siempre tenemos excelente comunicación.

Ni se diga en la intimidad.

Jamás me había sentido tan compenetrada a un hombre como lo soy con Dániel.

Eso es algo que también me tiene de los nervios porque sé que él no es cualquier hombre.

Él es el hombre de mi vida, el amor de mi vida.

Somos Fuego (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora