XV

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—¡Cuántas cosas bonitas, tienes Natalie! —exclamó con ensoñación al ver todas las cosas que Natalie tenía en sus bolsos y maletas.

—Es que tenía planeado hacer dos viajes más a parte de este —sonrió divertida—. Estaba de vacaciones, así que empaqué muchas cosas.

Observó a los bebés que la estaban mirando, cada uno tomando una de las manos de ella, mientras le daba de tomar leche en biberón.

—Mis pulguitas, así es más fácil tomar leche —sonrió mirando sus ojitos azules—. Y no toman tanto aire.

—Ellos lloraron mucho cuando te fuiste —le contó Cala.

—Es que son muy pequeñitos tus hermanitos, amor. Mira ¿Ves esa maleta? Ahí tengo unos obsequios para ustedes —sonrió—. Los compré esta mañana antes de que tu papá llegara, sin saber que los iba a ver tan pronto.

—¡¿En serio?! —chilló emocionada, antes de ir corriendo hasta la maleta y abrirla.

—El rosa más grande es para ti —sonrió, levantando a Ewan para hacerlo eructar, luego de que terminara de tomar la leche.

La niña tomó el paquete, y al momento de abrirlo, se encontró con una caja dorada.

—Ábrela amor, adentro está.

Le quitó el moño y la tapa, y se encontró con un vestido color amarillo crema, un cepillo para el cabello y varios accesorios para ponerse también.

—¿T-Todo esto es para mí?

—Claro que sí, muñeca —sonrió.

—¡Gracias, Natalie! Me gustaron mucho las cosas, gracias —le dijo abrazándola, con lágrimas en los ojos.

La rubia sonrió suavemente, y la abrazó con su brazo libro, ya que aún tenía al bebé en brazos.

—Me alegro que te haya gustado, Calita.

North se había llevado a los varones a pescar, para darle un respire a Natalie. Desde que había regresado, los niños no habían querido despegarse de ella.

Yamir por su parte había salido a buscar leña, dejando a Natalie sola con la abuela, Cala y los mellizos.

—Natalie, tú...

—Dime —sonrió, acostando a Ewan para tomar a Hazel y masajearle la espalda.

—T-Tú no quieres... ¿Quedarte con nosotros?

—Claro que me gustaría, Cala —le dijo tocándole la mejilla—. Pero muy pronto vendrá la mujer de tu tío aquí.

—Eso no importa, tú puedes quedarte igual con nosotros.

—Sería lindo —sonrió.

—¿A ti no te gusta mi papá?

—¿P-Pero qué clase de p-pregunta es esa, Cala? —le inquirió avergonzada.

—¿No te parece lindo? Tu dijiste que Zarek era lindo, y él se parece a mi papá.

—No d-digas esas cosas, Calita —sonrió apenada.

—¿Pero te parece lindo o no?

🌑🌑🌑

Entró a la habitación, y observó a Cala, Zarek y los bebés, rodeando a Natalie en la cama. Los niños ya estaban durmiendo, y ella al verlo a él, sonrió divertida.

—No me puedo mover.

—Si Blake tuviese unos años menos, de seguro también estaría aquí.

—Dile que venga, no me molesta.

—Sería demasiado ya para ti tener a Blake también aquí.

—Ay para nada, hay más lugar en la cama aún.

North se sentó en la punta, y le acarició suavemente el cabello a Zarek, seguido de la espalda de Cala.

—Perder a su madre, y luego a ti en tan poco tiempo, fue mucho para ellos.

Natalie observó a los niños y luego a North.

—Yo podría quedarme aquí un tiempo.

—¿Lo harías? —le preguntó sorprendido, mirándola a ella.

—Sí, primero tendría que solucionar unas cosas, pero podría quedarme un tiempo. Al menos hasta que los niños le tomen cariño a la mujer de Yamir.

—No quiero ponerte la responsabilidad de mis hijos sobre tus hombros.

—No lo hago por obligación, en este poco tiempo, he llegado a amarlos. Tus hijos son muy bueno, North, incluso los mayores que me detestan. Tienes buenos muchachos.

—Ya hablé con Kaelan y Biel, ellos no volverán a molestarte.

—De acuerdo, aunque no eran una molestia para mí tampoco.

North acarició la cabeza de Hazel, quien al sentir su aroma se acercó más a Natalie, haciéndola reír bajo.

—Creo que ella piensa que quieres alejarla de mí, mi princesa pulguita mimosa —pronunció con ternura, dándole varios besos cortos en los cachetitos.

—Selai no eran tan... Demostrativa con los niños como tú —le contó acariciándole el cabello a Cala—. Amaba a nuestros hijos, pero su rol como alfa, quizás le impedía ser cariñosa.

—Entiendo que ustedes debe ser duros e intimidantes, pero los niños pequeños también necesitan de cariño de sus padres.

La miró a los ojos, y Natalie se sintió un tanto incomoda por la intensidad de la mirada de él.

—Necesito que hablemos a solas luego.

—¿Por qué n-no aquí? Los niños duermen.

—Porque quiero que lo hagamos a solas.

...

North aún no tiene sentimientos por ella... La ve necesaria para sus hijos, no como su mujer

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora