XXXIII

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—Es increíble como el clima cambió en dos semanas —pronunció sorprendida Natalie, quien estaba con un pijama de oso rosa.

—Espera a qué comience a nevar —sonrió divertido Blake.

—¿Me dejarán tomarles una foto con sus pijamas? Por favor, no sean tan amargados —les pidió mirando a cada uno—. Será un recuerdo familiar.

—¡Yo si quiero, Natalie! —chilló Cala—. Me gusta mucho mi pijama.

La rubia sonrió emocionada y la abrazó a ella.

—Y te queda hermoso, mi amor. North ¿Te pondrás mi pijama?

La miró y luego asintió levemente con la cabeza.

—¡Sí! ¿Y tú Blake? Aunque sea sólo para la foto, luego se lo quitan si quieren.

—Claro —sonrió divertido.

Sabía que Zarek también aceptaría, ya que al igual que Cala y los bebés, al hacer frío, los tenían puestos.

—Biel, Kaelan ¿Ustedes podrían hacerlo también? Tomo la foto y luego se lo quitan.

—¿Por qué tendría que verme ridículo para una foto? —le inquirió Biel.

—S-Sería un bonito recuerdo familiar.

—Podría ser un recuerdo familiar sin necesidad de verme ridículo.

—Tienes razón ¿Eso quiere decir que igual te tomarías una foto con nosotros?

—Sí.

—¿Y tú Kaelan?

El muchacho observó a su padre, y luego tomó una profunda respiración, antes de murmurar un claro. Natalie sonrió, sabiendo que no podía recibir más de parte de ellos, pero que aceptaran hacer algo con ella, ya era un avance enorme.

—¿Terminaste ya tu biberón, mi amor? —sonrió tomando a Ewan, para hacerlo eructar—. Me enteré que fuiste un infiel mientras no estuve, y no, nada de esas sonrisas bonitas para comprarme, eh.

Lo abrazó a ella, y después de darle varios besos por los cachetes, haciéndolo reír, lo apoyo contra su pecho, masajeándole la espalda.

Junto a todas las cosas que había llevado, estaba lo que había comprado para los niños, cómo los dos carritos dónde ahora estaban los bebés.

Aquello era un alivio para su espalda, y al ser algo nuevo para ellos, a los pequeños les había gustado que los pasearan de ese modo.

Natalie continuó hablando con North, mientras terminaban de desayunar los más pequeños, cuando su charla se vio interrumpida por Hazel. La bebé al ver que tenía a su hermano en brazos, y no la tomaba a ella, comenzó a llorar.

—Ey ¿Por qué lloras? —sonrió sentando a Ewan sobre uno de sus muslos, para quitarle el cinturón del coche y tomarla también—. ¿Por qué lloras, mi amor? Si estoy aquí —le dijo dándole suaves besos por las mejillas.

—Está celosa de Ewan —sonrió divertido Blake.

—Mi bebita es muy celosa, no puede ser —sonrió abrazándola ella, y que la niña se aferrara a su pijama.

🌑🌑🌑

—Que bonito quedó —sonrió observando el baño que North había hecho.

Y mejor ni recordar lo que hacían antes de que estuviese construido.

—Así no tendrás que bañarte más afuera.

—¿Hiciste todo esto sólo por eso? —le preguntó divertida, abrazándolo—. Sabes que no hay nadie más cerca, nadie podía verme.

—¿No? ¿Y cuándo se apareció Kieran? —le inquirió correspondiendo su abrazo.

—Mm sí, puede ser, fue una excepción.

—Así que ahora tendrás más privacidad —le dijo acariciándole una de sus mejillas, mirándola a los ojos.

—Gracias por ponerte el pijama, me encanta como te queda —sonrió traviesa.

—No te acostumbres mucho, porque no lo voy a usar.

—Ay no seas amargado, si te queda divino.

—Claro...

Sonrió y se puso en puntas de pies, para poder besarlo, por lo que North se agachó un poco, besándola, tomándola de las caderas para alzarla y que Natalie enredara sus piernas en la cintura de él.

Pasó sus brazos por encima de los hombros de él, y le acarició suavemente la nuca, el cabello, descendiendo sus manos hacia sus hombros y espalda.

Caminó con ella en brazos hasta un banco que había, y se sentó allí, sentándola sobre sus muslos.

—N-North —jadeó cuando el bajó con suaves besos por su cuello, cerrando los ojos.

Lo sintió seguir descendiendo hacia su pecho, y lo escuchó gruñir al ver que no podría bajar más, debido al pijama.

—Quítatelo.

—¿E-Eh? —preguntó abriendo los ojos.

—Que te lo quites, con eso puesto no podemos hacer nada.

—A-Am... No podemos h-hacerlo.

—No de nuevo, Natalie —murmuró frustrado.

—Es que eres muy grande, y no quiero que me duela —susurró mirando hacia abajo.

—¿Qué soy muy grande? —preguntó confundido.

—Sí, mi agujerito es así pequeño y tú tienes esas cosota —le dijo ejemplificando con sus manos—. No va entrar, bueno sí va a entrar, pero va a ser incómodo y doloroso.

—O sea que no vamos a tener sexo nunca.

—S-Sí, en algún momento cuando me anime.

North desvió la mirada y Natalie se sintió afligida. Lo tomó del rostro, acariciando su mejilla.

—¿Estás molesto?

—Es la primera vez que escucho que el miembro de un macho, es un impedimento para tener sexo.

—Yo no dije que sea un impedimentos, sólo que no me siento segura aún.

—Está bien —murmuró.

—North.

—Voy a buscar a los chicos —le dijo bajándola de sus muslos—. Ya tendrían que estar aquí.

...

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora