VIII

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—Una semana después—

Okay, era lo mejor que podía hacer con un vestido. El día que North la había encontrado, ella sólo estaba con un vestido, su bolso donde llevaba algunos artículos de higiene, y nada más. Y en estos momentos prefería quedarse en ropa interior, que seguir manchándose ella y las pieles con las cacas de los bebés.

Había cortado y hecho dos pañales de tela para los niños, y con el resto del vestido, uno vestido para Cala, que era lo que más deseaba la niña.

—¿Me veo bonita? —sonrió emocionada la niña.

—Estás preciosa, princesa —sonrió terminando de ponerle el pañal a Ewan—. Y ahora estos dos muñequitos, no andarán soltando pipí y popo a diestra y siniestra.

Cala sonrió y se acercó a Natalie para abrazarla. La rubia la abrazó también y le dió un beso en la frente.

—¿Me ayudas llamando a tu papá, Calita?

—De acuerdo.

Salió corriendo de la habitación, y con una piel que había cortado, se la ató al pecho cruzada, para poder poner a Hazel allí y luego tomar en brazos a Ewan. Era lo mejor que podía hacer para tener en brazos a los dos al mismo tiempo.

—¿Por qué le pusiste eso a mi hija? —le preguntó North entrando a la habitación.

—Y a los gemelos les puse pañales —le dijo poniéndose de pie, ignorando lo que él le había preguntado—. Tendremos que llevar a lavar esas pieles, Ewan las manchó.

—... De acuerdo.

—Y cuando tenga más pieles disponibles, les haré ropa a ustedes también —pronunció con el ceño fruncido—. No pueden andar desnudos todo el día, los únicos dos respetables aquí son tu hermano y abuela.

—Mi abuela es mayor y mi hermano también.

—Y tú también y andas en bolas —le dijo molesta.

—Porque yo soy el alfa de esta casa —gruñó.

—Ah mira, que respuesta más obvia —pronunció rodando los ojos—. Saca las pieles así luego las lavo.

—¿A dónde te vas?

—Le dije a Blake y Cala que les enseñaría a hacer una huerta —le dijo saliendo de la habitación, con ambos bebés contra su pecho—. Buen día, señora Delai ¿Cómo se encuentra?

—Bien, cansada ¿Y tú?

—Bien también, cargando a dos pulguitas contra mi pecho —sonrió—. No quieren despegarse de mí, su nieto los agarra, y gritan como si los pellizcara —rio.

—Los bebés te han adoptado como su madre, ellos no quieren estar con North.

—Ow, mis pulguitas —sonrió abrazándolos, besando suavemente las mejillas y frente de ambos, escuchando sus quejidos de bebés—. Son preciosos.

—Natalie, ten en mente que tú te irás en algún momento de aquí.

—L-Lo sé ¿Por qué me lo dice? —le preguntó confundida.

—Que los cachorros te adopten como su mamá es normal, ya que no conocieron a Selai, pero tú... Entiendes que ellos no son tuyos, que los dejarás.

—Lo sé.

—Deberías dejar que North los tenga también, porque van a sufrir mucho cuando los abandones.

Natalie observó a la señora y luego a los bebés. Miró hacia atrás a North que venía saliendo con las pieles, y luego bajó la vista nuevamente a los niños. Sí, lo sabía bien... Pero no podía tampoco ser cruel con los pequeños.

¿Por qué hacerlos llorar cuando ella aún estaba allí?

Salió de la casa, y fue hasta el patio trasero, dónde Cala y Blake la estaban esperando.

—¿Están listos para hacer la huerta? —sonrió.

🌑🌑🌑


—¿Qué haces?

—Estoy haciéndole unas cosas a los niños —le dijo trenzando una tiras de cuero.

North se sentó junto a ella, mirándola. Estaba por atardecer ya, en cualquier momento tendría que llegar Yamir con sus dos hijos mayores, con quiénes había ido a pescar. Cala y los bebés habían tomado una siesta, y Zarek estaba con su abuela en la sala.

—Ponle está piedra para Cala —le dijo dándole una piedrita rosa.

—De acuerdo —sonrió tomándola, para ponerla en el brazalete que estaba haciendo.

—¿Esos que tienes ahí para quienes son?

—Mi idea es hacerle uno a cada niño, pero se que Kaelan y Biel no los van a querer, de todos modos se los hice igual —le dijo mientras terminaba el brazalete de Cala.

Tomó otras tiras de cuero, y se dispuso a trenzar la de Zarek.

—Será un bonito recuerdo para ellos, siempre que la miren, te recordarán.

—Espero sea un lindo recuerdo al menos —sonrió suavemente, tomando una piedrita roja para hacerle el brazalete a Zarek.

—¿Estos dos pequeños son para los bebés?

—Sí, para las pulguitas —rio bajo.

—¿Pulguitas?

—Sí, porque se la pasan todo el día prendidos a mí. Es más, ahora que no los tengo, ya los extraño.

—Bueno, es algo que tendrás que aprender a controlar, porque cuando te vayas, ellos se quedarán aquí conmigo.

—Sí... —murmuró, terminando de trenzar la mitad que faltaba, para tomar otras tiras de cuero.

—No creí que te encariñarías con ellos tan rápido.

—Pasaron casi diez días, North, están todo el día conmigo ¿Cómo no encariñarme con ellos? Además de que son bebés.

—Creo que a los tres que más le dolerá tu partida, será a ellos y a Cala —suspiró el pelirrojo mirando hacia abajo—. Espero la omega que Yamir va a tomar sea buena y mansa.

—Ojalá, es lo que más necesitan ellos.

Tomó una piedra café con pintas naranjas y continuó haciendo aquel brazalete.

—Veo que te gusta esto de anudar, podría traerte telas o lanas si quieres. Una de las familias del este las intercambia.

—Sería bueno, porque Cala quería que le hiciera otras prendas. A ver, dame una de tus manos.

North extendió su brazo derecho hacia ella, y Natalie le colocó el brazalete, atándolo en su muñeca.

—Te quedó perfecto —sonrió.

El pelirrojo lo observó y luego a ella.

—Ay vamos ¿O me vas a decir que eso tampoco puedes usar? —le preguntó divertida.

—No, no es eso... Gracias.

—De nada —sonrió, antes de tomar otras tiras de cuero.

North tocó el brazalete y luego la piedra. Era el primer regalo que recibía de alguien.

...

Imagen ilustrativa ❤️🌑

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora