"—Ahora que hemos llegado, me gustaría poder hacer nuestra propia cabaña, hermano.
—Me parece bien, elige la porción de tierra que más creas apta —le dijo North.
—La haremos a unos pocos metros de la tuya, para estar cerca —sonrió Yamir.
—De acuerdo, Kaelan, Biel y Blake, ayuden a su tío con la construcción de la cabaña. Además, traigan troncos también para nosotros, es necesario agrandar la nuestra."
Natalie observó a los niños, quienes estaban emocionados con Lucero. La jovencita le estaba enseñando un juego de sus tierras, y los pequeños no podían más de curiosos.
Los mayores, al igual que North, estaban ayudando ahora a Yamir a construir la cabaña, luego de haber estado hasta la tarde trayendo troncos. Y desde que se lo había dado, Ewan se había quedado con ella, hasta se había dormido en brazos de Lucero.
North se dirigía a la cabaña a tomar un poco de agua, cuando observó curioso a Natalie, quien estaba sola bajo de un árbol, con Hazel en sus brazos.
—¿Por qué no estás con los niños?
—Ellos se han olvidado de mí —murmuró—. La única que quiso quedarse conmigo, ha sido esta muñequita.
—No seas exagerada, los niños están emocionados porque es alguien nuevo.
—Ewan se fue como si nada con ella, ni lloró por volver conmigo.
—Es normal que los cachorros se sientan seguros y cómodos con las omegas, tienen un aroma muy suave y dulce para ellos.
—P-Pero ellos eran mis bebés.
La observó y sonrió, sentándose a su lado.
—Hm, estás celosa de Lucero.
—No, claro que no.
—Sabes que no puedes mentirme.
—Los bebés eran míos, y... Aish, nada, mejor vete a seguir ayudando a tu hermano —le dijo molesta.
La tomó del rostro y la observó con diversión.
—¿Tienes miedo de que los cachorros ahora la prefieran a ella?
Pero a Natalie no le causó gracias.
—Si ellos dejan de quererme ¿Qué sentido tendría para mí seguir aquí? No habría motivos.
Arqueó una ceja, acercando más su rostro al de ella, haciéndola abrir los ojos con sorpresa.
—Sé que el motivo principal de quedarte aquí son los niños, pero nosotros aún tenemos algo pendiente.
Frunció el ceño al escuchar aquello, y le quitó la mano, molesta.
—Tú lo único que quieres es meterme el pito, eres igual a todos los tipos, maldita sea —pronunció molesta, poniéndose de pie.
Al escuchar aquello, gruñó, y de un jalón la sentó sobre sus muslos, asustándola. La sujetó de las caderas, pasando ambos brazos por debajo de la bebé, y acercó su boca al oído de ella, estremeciéndola.
—Si crees que es lo único que quiero hacer contigo, estás muy equivocada. Y no me compares con los demás, cuando ni siquiera me conoces ¿De acuerdo? —gruñó bajo contra su oído.
Natalie asintió con la cabeza, sintiéndose tan nerviosa con la cercanía de él.
—Bien —murmuró antes de soltarla, y que la rubia se fuera rápidamente hacia la cabaña.
🌑🌑🌑
—Ah, ahora sí te acuerdas que existo, pequeño infiel hermoso —pronunció tomando a Ewan en brazos.
—Ya se había puesto muy fastidioso, no quiso seguir estando con Lucero —le dijo Blake sonriendo.
—Es muy traicionero tu hermanito, me cambió como si nada con ella —le contó mientras le daba el biberón, y el bebé se acurrucaba contra su pecho.
—Natalie, aunque Ewan se siente cómodo con Lucero, él te quiere a ti —sonrió divertido, al saber que la rubia estaba celosa—. Él se puede quedar con Lucero porque su aroma lo relaja, pero llegará un momento en que quiera volver contigo.
—Puff, tú sólo quieres justificar al mini infiel.
—Que exagerada eres —rio—. Tú no puedes olerlo, pero yo sí, Ewan te ama a ti.
—¿En serio ustedes pueden oler las emociones, Blake? —le preguntó curiosa, recordando lo que North le había dicho.
—Sí, nosotros podemos oler las emociones y estados de ánimo —sonrió.
—Mm, entiendo.
El niño la observó pensar y luego sonrió, travieso.
—A excepción de los pequeños, todos sabemos que te gusta mi papá.
—¿E-Eh? ¡¿Pero q-que dices, Blake?! Eso no es verdad, y-yo sólo-
—Recuerda que mi olfato no se equivoca.
Lo miró con el rostro completamente rojo, avergonzada, y en ese momento entró a la habitación North, mirándolos a ambos curioso.
—Le explicaba un poco a Natalie de nuestro olfato —sonrió mirando a su padre.
—De acuerdo, Yamir quiere explicarles unas cosas que aprendió en el Este, ve con tus hermanos.
—Está bien —le dijo poniéndose de pie, antes de mirar a Natalie con una sonrisa divertida—. Recuerda lo que te dije.
—¡Espera! —le pidió deteniéndolo en la puerta.
—¿Qué pasa?
—¿Y él? ¿Qué siente?
North la observó confundido, sin saber a qué se refería o de qué estaban hablando.
—Él... Pues está curioso.
Observó a Blake irse, dejándola con más dudas que con respuesta, y North se sentó a su lado.
—¿De quién hablaba?
—A-Ah no, nada importante, sólo... Me explicaba que a Ewan le gusta estar con Lucero por su aroma que lo tranquiliza, pero que él tiene un vínculo conmigo.
—Claro que sí —sonrió viendo como su hijo comenzaba a molestarse, moviendo sus pies, cuando él le acariciaba la cabeza—. Él te siente a ti como su...
—¿Mamá? —le preguntó en un tono bajo.
—Sí, espero eso no te moleste.
—¿Cómo me va a molestar algo tan lindo? Si yo amo a estas pulguitas —pronunció con ternura, acercando al bebé para darle varios besos en las mejillas—. Para mí son mis bebés.
La miró y le apoyó una mano en la mejilla, tomándola por sorpresa, haciendo que su pulso se acelerara.
—Natalie ¿Por qué me rechazas cuándo tu cuerpo no lo hace? ¿Por qué te niegas?
...

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North
Kurt AdamTercer libro de Hijos de la Luna. ¿Por qué sería malo cruzarse todos los carteles con advertencia de "NO PASE, PROPIEDAD PRIVADA"? Inicio: 10/03/23