XXIII

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—Días después—

Bostezó con cansancio, saliendo de la cabaña con los bebés contra su pecho, encontrándose a toda la familia ya en el jardín.

—Buen día —pronunció adormilada.

North se acercó a ella, y la ayudó tomando a Ewan en brazos... A quien no le gustó para nada.

—Hijo, tranquilo —le dijo con calma, cuando el bebé comenzó a llorar, moviéndose entre sus brazos.

—Él no quiere estar contigo, North —acotó Natalie abrazando a Hazel a su pecho—. Ven, dámelo.

—Le hará mal a tu espalda tenerlos todo el día en brazos.

—Haré lo que sea para que estas dos pulguitas glotonas no lloren —sonrió tomando nuevamente a Ewan, besándole la frente—. ¿Verdad que sí mi amor? Todo para que mi bebé hermoso no llore.

Ewan se acostó contra su pecho y se chupó el puñito, mientras Natalie caminaba con cuidado hacia la mesa.

—¿Por qué desayunaremos afuera? —preguntó curiosa.

—Hoy llegará Yamir con su compañera —le dijo North acercándole una taza de té, y los dos biberones de los bebés también.

—¿Qué? ¿Y recién me lo dices? Ni me he arreglado.

—Estás bien así —pronunció despreocupado.

Kaelan y Biel terminaron de desayunar, y unos minutos después también lo hizo Blake.

—Iremos a cazar, volveremos al medio día —le dijo el mayor.

—No se alejen demasiado, y hablo en serio —les advirtió North.

—No, andando.

Biel asintió con la cabeza y siguió a su hermano. Blake observó la expresión preocupada de Natalie y se acercó a ella.

—Estaremos bien, no te preocupes —sonrió.

—Ven aquí —le dijo tomándolo del rostro, antes de darle un beso en la frente—. No hagas nada peligroso ¿De acuerdo?

—No te preocupes —sonrió cálidamente.

—De acuerdo, ve —murmuró sonriendo levemente, dándole unas palmaditas en el pecho—. Te amo ¡No te alejes de Kaelan! —exclamó al ver que el muchacho se iba corriendo detrás de sus hermanos.

—¿Qué le dijiste? —le inquirió North arqueando una ceja.

—Que lo amo.

—Sí, Natalie siempre nos dice que nos ama —sonrió con ternura Cala, abrazándola.

—Así es, se los recuerdo siempre para que no lo olviden —sonrió dándole un beso a Cala en la cabeza, y luego otro en la frente a Zarek.

Ambos niños estaban sentados a sus lados, siempre junto a ella. North la observó y luego le dió un sorbo a su té... ¿Realmente amaba a sus hijos?

***

North, hemos llegado.

—¡Ya están aquí! Rápido, Natalie —le dijo emocionada Cala a la rubia.

—Ya casi termino, princesa —le dijo colocándole un broche con forma de flor en la cabeza a la niña—. Listo, ya puedes irte.

Cala salió corriendo al encuentro con su tío, y Natalie observó a Zarek, tomando un cepillo para peinarlo.

—Ven amor, te cepillo un poco el cabello —sonrió.

Peinar a Zarek era todo un reto, ya que el niño tenía el cabello ondulado, por lo que solamente se podía limitar a acomodarlo.

—Muy bien, ve también —sonrió.

Observó a los bebés en la cama, que estaban calmados con sus chupones, y con cuidado, y un cepillo especial para bebés, le hizo dos coletitas a Hazel. Apenas y tenía cabello, pero era suficiente para sujetarle el cabello con dos pequeños brochecitos.

—Por Dios, ¡creo que voy a morir de ternura! —chilló antes de abrazarla y llenarla de besos—. Cómo te amo, bebita.

Sonrió y tomó a Ewan, peinándole suavemente el cabello hacia un lado.

—Que hermoso caballero, todo un hombrecito mi bebé —sonrió dándole varios besos cortos en los cachetitos—. Ahora sí, vamos a darle la bienvenida a su nueva tía.

Tomó a ambos bebés en brazos, y salió al encuentro de Yamir y su mujer. Los encontró en el patio delantero, y vio como los niños estaban emocionados con la muchacha.

Debía medir un poco más del metro y medio, tenía el cabello castaño y grandes ojos verdes. Ella se veía muy tierna, y tenía no sólo una voz suave, sino también una sonrisa muy dulce.

—Natalie, quiero presentarte a mi compañera, Lucero —sonrió Yamir—. Lucero, ella es la muchacha que cuida de los niños, Natalie, y ellos son mis dos sobrinos más pequeños, Hazel y Ewan.

—Es un placer conocerte, Lucero —sonrió la rubia.

—Lo mismo digo —sonrió suavemente.

—¿Me darías uno de los bebés? —sonrió Yamir.

—A-Ah claro, pero tú sabes que a ellos... No les gusta mucho estar lejos de mí —sonrió incómoda, dándole a Ewan en brazos.

—Lo sé, pero Lucero tiene un don con los bebés —le dijo al momento de darle al niño, que se había comenzado a quejar molesto.

La jovencita lo tomó y le acarició suavemente las mejillas, hablándole en un tono suave... Y el bebé se calmó, mirándola curioso.

—Te lo dije, tiene un don con los bebés —sonrió orgulloso Yamir.

Natalie observó sorprendida a Ewan, sin poder creerlo. ¡La había cambiado en segundos! Qué traicionero había resultado ser ese bebé.

—Tú eres mía ¿De acuerdo? —le susurró a Hazel, abrazándola a ella.

North escuchó aquello y negó con la cabeza, sonriendo levemente. Podía olerlo, había algo de celos en el aroma de Natalie ahora.

...

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora