XXXVI

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—¡Empezó a caer nieve! ¡Papá! ¡Natalie! —exclamó con una gran sonrisa la niña, mirando por la ventana de la cabaña—. ¡Miren! ¡Es nieve!

La rubia se acercó a la niña y sonrió emocionada, tomándola en brazos.

—¡Mira que bonito se ve, mi amor! Cuando haya mucha en el suelo, saldremos a jugar —sonrió abrazándola.

North la observó, respirando profundo antes de cerrar los ojos... No había nada que no le gustara de ella. Y es por eso que intentaba no estar cerca de Natalie también, para ignorar sus sentimientos.

—Las pulguitas —pronunció al escuchar que Ewan comenzaba a llorar—. Ya regreso Calita, debo ir con tus hermanitos.

La bajó y se fue directo a la habitación donde dormían los bebés. Al parecer, se habían despertado luego de que ella saliera de la cama.

—Cala, ve a ponerte un abrigo.

—De acuerdo ¿Y luego puedo salir a jugar afuera? —sonrió emocionada.

—Sí, y llama a Zarek también.

La niña se fue corriendo a la habitación y él fue a ver a sus hijos mayores.

—Está comenzando a nevar, será mejor que se abriguen.

—De acuerdo —bostezó Biel—. Lo hago y salgo a ayudarte a entrar la leña.

—Antes que eso hay que encerrar las cabras y gallinas.

—Ahí voy yo —le dijo Blake saliendo de la cama, cubriéndose con unas pieles—. También traeré leche para los cachorros, escuché que ya se despertaron.

🌑🌑🌑

Estaba haciendo mucho frío, y quizás por eso ella no podía dormir. Los niños se habían ido a dormir temprano, incluso los bebés, y al estar tan fría la noche, Zarek y Cala habían ido a dormir con ella también, nuevamente.

Unas galletas y leche caliente no sonaban mal tampoco.

Salió de la cama con cuidado, tapando bien a los cuatro, y se fue de la habitación. Se acercó a la de los mayores, comprobando que estaban dormidos.

Tendría que preparar leche y galletas para ella sola... A menos que North quisiera acompañarla.

Se fue hasta la habitación de North, y se sorprendió de no encontrarlo allí. ¿Se habría ido a dormir a la de afuera?

Buscó su abrigo y se puso unas botas, para salir de la cabaña e ir hasta la habitación exterior, que no estaba comunicada con la cabaña. Golpeó la puerta una par de veces, y luego de unos segundos North le abrió.

—¿Qué haces aquí afuera? Te vas a enfermar.

—¿Me dejas pasar?

—Sí —le dijo extrañado, haciéndose a un lado.

—Dios, aquí hace más frío que en la cabaña —le dijo temblando.

—Porque aquí no llega el calor de la hoguera. Mañana me pondré a hacer una para poder calefaccionar esta habitación.

—¿Tú no tienes frío?

—No, yo estoy bien.

Observó la cama y se fue rápidamente hacia ella, se quitó el abrigo y las botas, y se metió, cubriéndose con las pieles y mantas que ella le había regalado.

—Ven, aquí está mejor.

La miró inexpresivo, y luego fue hasta la cama, sentándose en el borde.

—Aún no me has dicho porque viniste.

—Me levanté para hacerme unas galletas y leche caliente, y quería darle a los chicos también, pero están todos durmiendo. Y cuando fui a tu habitación para preguntarte si tú querías, me di cuenta que no estabas.

—Ah... Está bien, gracias, pero no tengo hambre ahora.

—¿Estabas durmiendo?

—No.

—¿... Quieres que te haga un poco de compañía? —se animó a preguntarle en un tono bajo—. Yo tampoco podía dormir.

Él suspiró y asintió con la cabeza.

—De acuerdo.

—Pero ven, acuéstate aquí conmigo, hace mucho frío.

Rodeó la cama y se acostó también.

—Blake me contó que la hamaca que hiciste es un regalo para Cala, te quedó muy bonita, a ella le gustará mucho cuando la vea.

—Espero que sí, es lo que quería su mamá cuando estaba embarazada de ella.

—Creo que nunca te pregunté por ella ¿Cómo era físicamente Selai?

—Tenía el cabello negro y los ojos azules, Blake es muy parecido a ella.

—Blake es un muchacho tan bueno, y no digo que tus otros hijos no lo sean, pero él es especial.

—Blake siempre fue un buen muchacho, desde que era bebé, es como si siempre hubiese entendido la situación de todo, y se amoldaba a las circunstancias. Cuando él nació, Kaelan y Biel tenían once meses, aún tomaban el pecho, así que Selai debía turnar a los niños para poder alimentarlos. Y él era el único que no lloraba, incluso fue el primero en aceptar tomar leche de cabra, cuando por el estrés, a Selai se le cortó la leche.

—Es mi niñito especial, cómo Hazel —sonrió.

—Y él también te quiere mucho a tí, eres especial para él, Natalie.

—Y yo los amo tanto a ellos, a todos. Incluso a Kaelan y Biel. Se que Kaelan no va a cambiar, pero al menos con Biel hablamos un poco más —sonrió.

—Que bueno que haya mejorado un poco su relación.

—Sí —murmuró, mirándolo.

Se acercó más a él, y North la miró confundido, frunciendo el ceño.

—Natalie.

Cerró los ojos y terminó de acortar la distancia entre ellos, abrazándose a él, sin ser correspondida.

—Extraño mucho que me abraces, y que me beses... Extraño estar contigo, North, te extraño mucho.

Miró hacia arriba, sin tocarla.

—¿P-Puedes abrazarme? Te necesito.

La abrazó, sin mirarla, y Natalie hundió su rostro en el cuello de él, pegándose a su cuerpo.

—Perdón por ser tan estúpida, yo quiero estar contigo —murmuró—. Tú me gustas mucho.

—Ambos sabemos que no.

—Me sé de memoria cada uno de los lunares que tienes en el rostro, y no hablo de las pecas, porque cuando te da el sol, te salen más, hablo de tus lunares. Sobre todo, amo ese pequeñito que tienes debajo de la comisura derecha de tu labio inferior.

Se alejó un poco de él y lo miró a los ojos, antes de tocarlo con su dedo índice.

—Ese que tienes ahí.

—Yo realmente no sé que quieres, Natalie.

—Quedarme contigo —le dijo dándole un beso corto en los labios—. Que estemos juntos, como una pareja —pronunció dándole otro.

—No, porque no puedo besarte sin querer estar contigo —pronunció alejándola—. Especialmente cuando estamos solos, vete por favor.

Dejó de abrazarlo para sentarse en la cama y quitarse el pijama, antes de volver a acostarse y abrazarse a él.

—¿Y qué se supone que significa esto? —le preguntó mirándola a los ojos.

Lo tomó del rostro con una de sus manos y sonrió.

—Que también quiero estar contigo.

...

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora