XI

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—Blake, Zarek, tomen esas canasta, por favor —les pidió Natalie mientras se ataba unas telas al pecho, para poder llevar a los bebés con ella.

—Natalie ¿Me ayudas?

—Dame un momento que acomode a tus hermanitos, amor —le dijo a Cala, tomando a Hazel para acomodarla primero, y luego a Ewan.

Cuando se aseguró que los bebés estaban bien, tomó el cepillo para hacerle una cola a la niña, observando que los dos mayores seguían acostado.

—¿Ustedes no van a venir?

Al no recibir respuesta, suspiró y tomó de la mano a Cala.

—Señora Dalai, iremos con los niños a recoger unas frutas. Si North regresa antes que nosotros, avísale por favor —le pidió, antes de salir de la cabaña—. ¿Seguro ustedes conocen el camino? —les preguntó a Blake y Zarek.

—Sí, siempre vamos allí —le dijo Blake cargando una cesta.

—De acuerdo, vamos —pronunció comenzando a caminar con Cala de la mano, y Zarek junto a ella también.

—Hazel está despierta —sonrió la niña, mirando hacia arriba a la bebé que iba con los ojos abiertos.

Natalie miró a la bebé y sonrió, antes de darle un beso en la frente.

—Creo que ella también quería salir de paseo, estamos todo el día encerrados.

—Natalie.

Giró la cabeza para el otro lado, para mirar a Zarek, y el niño la observó inseguro, antes de bajar la cabeza. Lo miró curiosa, y luego lo tomó de la mano, al igual que a Cala, sonriendo.

—Pero que cachorros más dulces tengo, creo que me harán falta más manos para tomarlos a todos —rio bajo.

—No es como si yo fuera a pedirte que me lleves de la mano tampoco —le dijo Blake que iba delante de ellos.

—Ay no te hagas, te mueres porque te lleve de la mano también, ojos amarillos.

Blake sonrió al escuchar aquello, negando con la cabeza... Ojos amarillos, era un apodo que siempre recordaría por ella.

🌑🌑🌑

—¿Y Natalie y los cachorros? —preguntó North regresando con Yamir.

—Se fueron por frutas —le dijo Biel.

—¿A dónde fueron?

—No sé.

—¿Cómo qué no saben? ¿Y Blake? ¿Zarek?

—Se fueron con ella y Cala —pronunció indiferente Kaelan.

—¿Y dejaron que se fueran solos?

Kaelan miró a su padre, frunciendo el ceño.

—¡¿Cómo van a dejar que se vayan solos?! —le gruñó molesto.

—Nadie le dijo que se fuera, ella así lo decidió.

—¡Pero se fue con sus hermanos pequeños, Kaelan! —le gruñó acercándose a él—. ¡¿Por qué demonios no fuiste con ella?!

—¡Porque no es mi obligación ni responsabilidad! —le gruñó el niño—. ¡Estoy harto de esa humana!

—¡Es tu obligación porque tu eres el mayor! ¡Tú debes proteger a tus hermanos!

—No, ese es tu maldito trabajo, y como no puedes hacerlo ¡Trajiste una humana!

Gruñó de rabia, y antes de poder hacer algo, Natalie llegó en ese momento.

—Ey, ey ¿Qué pasa? —le preguntó preocupada a North, poniéndose delante de Kaelan—. ¿Por qué le quieres pegar?

—¡Aléjate tú de mi! —le gruñó Kaelan empujándola, sin importarle que tuviera a los bebés con ella—. ¿Qué te piensas? ¿Qué soy como los estúpidos de mis hermanos que necesitan que tú los defiendas? ¡Ya vete de una vez de nuestras familia!

—Kaelan, yo nunca creí que tú necesitaras de mí, sólo-

—¡Vete de una maldita vez!

North miró con rabia a su hijo, y el niño la señaló a Natalie.

—Elije, ella o nosotros ¡Elije, North Coldrivers! ¡¿Quién mierda es más importante para tí?! ¡¿Una humana extranjera o tus hijos?!

Natalie miró a North y negó con la cabeza.

—Tu papá jamás te pondría en esa posición, Kaelan —le dijo en un tono bajo la rubia—. Ustedes son lo único que el ama, y el motivo por el que vive. Son todo lo que el tiene, y si tanto te afecta mi presencia, me iré.

—¿Qué? ¡No! ¡No te vayas, Natalie! —le pidió Cala abrazándose a sus piernas, llorando—. No nos dejes.

—Quédate con nosotros —le pidió Zarek, con lágrimas en los ojos, sin animarse a acercarse a ella para abrazarla también.

—E-Escuchen, no lloren —pronunció en un hilo de voz, sintiendo que sus ojos se cubrían de lágrimas—. Vendré a visitarlos ¿Sí? Lo prometo.

—No, no quiero que te vayas, Natalie, quédate con nosotros, por favor —sollozó Cala.

—Ay bonita —le dijo cediendo a las lágrimas, agachándose con cuidado para abrazarla—. No llores, amor, te prometo que vendré a verte, y pasaremos el día juntas y te haré muchas trenzas. Incluso puedo traerte ropa muy bonita cuando venga.

Alargó su brazo, y lo tomó a Zarek también, para abrazarlo y que él niño se abrazara a ella.

—No llores tu tampoco, rojito hermoso, vendré a verlos, créanme —pronunció dándole varios besos por las mejillas a ambos.

Se puso de pie, y miró a North, secándose las lágrimas de los ojos.

—T-Tendré que irme antes —le dijo en un hilo de voz, antes de mirar hacia abajo y observar que los bebés la estaban mirando.

Sus labios temblaron y los abrazó con ambos brazos, besando suavemente sus frentes.

—A-Ay pulguitas, a ustedes también vendré a verlos, no lloren mucho, por favor.

...

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora