Capítulo 2

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BIENVENIDAS LAS NUEVAS LECTORAS AL FANDOM DE LAS PECADORAS, QUE DISFRUTEN SU LECTURA

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GABRIELA.

Luego de ese polvo, me replantee mi vida unas tres veces en lo que miro el techo perfectamente pulido, de un blanco inmaculado, tan brillante que logro ver parte de mi reflejo desnudo y satisfecho en él, nunca me cogieron así y cuando comienzas... dudo mucho volver a conformarme con el mal polvo de Emil.

— Ya está desocupado el baño — avisó mi nuevo jefe, saliendo de este con una toalla envuelta alrededor de su cintura y otra más pequeña sobre sus hombros, secándose el cabello— Yo era más de la idea de ahorrar agua, pero apenas y me respondiste ¿Fue mucho para ti, rojita?

Sonriendo con superioridad, parece disfrutar el haberme dejado así de agotada.

— Sólo quería descansar un poco más — incorporándome— No tardo ¿Dónde quedó mi ropa?

Consulté saliendo de la cama, soportando el dolor muscular y las ganas de cubrirme, está mirándome muy fijo y eso me pone nerviosa.

— Sí... eso — rascándose la nuca— Lo único que quedó utilizable es tu brasier, rompí el resto, lo siento.

— Rompió el...

Mirándolo con ojos entrecerrados, esa era mi ropa de trabajo.

— Te traeré una camiseta mía y un bóxer nuevo, después de todo te llevaré a tu casa ahora para que te cambies, irás a renunciar ahora mismo, enviaré a mi secretario contigo a la oficina, la idea es que no te asocie conmigo hasta el día de la fiesta.

— ¿Tengo que... hacerlo ahora?

Mordiendo la uña de mi pulgar, Emil se va a enojar, se va a enojar mucho.

— Pues sí, en eso quedamos.

Dando dos pasos hacia mí.

— Y... su secretario no se me despegará ¿Cierto?

— ¿Por qué la pregunta?

Frunció el ceño.

— Mmm... curiosidad.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora