GABRIELA.
Los afortunados sin hijos, rápidamente se marcharon a hacer sus profundas reconciliaciones al hotel más cercano, dejándome la casa a Leone y a mí, para no tener que sacar a Leonor de su espacio seguro y se durmiera rápido luego de cansarla lo suficiente, me urge una conversación bastante profunda con el hombre que toma la mano de mi niña y juega con ella en la orilla de la playa, levantándola junto conmigo, cada quién tomando una de sus manos, alzándola cuando el agua viene, haciéndola reír.
Así es cómo me lo imaginé siempre, una reconciliación como esta, feliz.
— ¡Papá, upa!
Pidió la niña, alzando sus manos, mientras se levanta en la punta de sus pies con mucho esfuerzo, apretando y soltando sus manitas, haciendo una mueca graciosa.
No pude evitar reír al ver la confusión en el rostro de Leone, él no tiene experiencia con niños, claramente no va a entender lo que nuestra pequeña princesa quiere.
— Ella está pidiendo que la cargues, probablemente se cansó de correr tanto.
Le dije, sentada en la arena, bajo un quitasol con Leo a mi lado, la pequeña ha hecho castillos sin forma hasta cansarse, corrió y se mojó los pies en el mar, comió helado y jugó a pillarse con su padre, ambos se están conectando y eso está bien, Leo tiene que recuperar el tiempo perdido y mi princesa necesita conocer a su papá más allá de los videos que le mostré.
— ¿Quieres que me pare o me quedo sentado? — preguntó Leone— ¿Te cargo en brazos o en los hombros? ¿De frente o de espalda?
Leonor hizo un sonido de fastidio y comenzó a mover las manos con mayor insistencia, levantando un pie y luego el otro, perdiendo la paciencia.
— ¿Está por explotar? — me preguntó mi marido, mirándome con pánico— ¿Por qué está haciéndome esa cara? ¿Cómo quiere que la tome? No entiendo, Gabriela, ayuda...
Carcajeé bajo y estiré los brazos hacia la niña. Esta no dudó en tomar asiento sobre mi regazo, con las piernas a cada lado, apoyando la mejilla en mi pecho, mirando a Leone, ella estaba a punto de llorar, sus pestañas mojadas por las lagrimas que no alcanzaron a salir, está mañosa, le está dando sueño.
— Mami...
Dijo la pequeña, tomando mi mano, colocándola en su mejilla, quiere mimos nada más, así como yo también quiero mimos.
— Sí cariño, yo te la canto — acariciando su espalda, sintiendo sus bracitos acomodarse bajo su peso, cerrando los ojos— Iremos pronto a casa, la tía Emilia te hizo tu comida favorita.
— Mamá...
Insistió, quiere su canción, dudo mucho que coma ahora, está muy cansada.
— Dame tiempo... que no estoy en mi mejor momento, pero yo mejoro de a poquito... hoy estoy down, pero yo sé qué mañana será más bonito, diferente, otra vibra, otro ambiente, hoy estoy en menos veinte... pero me recargo de mi gente y mientras me curó del corazón...
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El engaño perfecto +21
RomanceEl alcohol es nuestro mejor amigo... y el peor enemigo también, tras el engaño de su prometido, Gabriela decide dejar de sobre pensar tanto las cosas y hacer una locura, yendo hacia el Pandemónium, lugar en el que trabaja durante algunas noches, un...