Capítulo 13

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GABRIELA

Vi como el rubio se sube a la cama, recostándose de espaldas, muy cómodo, esperando por mí, lleva una sonrisa radiante en los labios, le brillan los ojos de la emoción, me sorprende poder ver en detalle su rostro y su torso desnudo a pesar de la escasa luz del exterior, aún estamos en penumbras, el sol no ha salido, lo cual es perfecto, porque toda esta situación es demasiado para mí, me excita, sí, pero me avergüenza por igual, yo jamás he tomado las riendas en la cama y Leone parece muy entusiasmado en dejarme hacerlo, es más, parece gustarle incluso más que a mí.

— ¿Me dejarás esperando, Gabriela? Dijiste que cumplirías el deseo de cumpleaños de este pobre hombre, por favor... muero por probarte.

Mordí mi labio inferior y me acerqué a él, parando cuando mi rodilla tocó su brazo.

— ¿Realmente tengo que...? — señalándolo— Es que no entiendo cómo.

— Deja que te guie, confía en mí, estará todos bien, se sentirá increíble.

Asentí dejándolo sujetar una de mis piernas, acomodándola al otro lado de su hombro, no llevo bragas y estoy muy expuesta, pero parece que precisamente ese es el punto, Leone se lamió los labios y sujetó el borde de la camiseta, sonriendo malicioso.

— Quítatela, Rojita, quiero ver como rebotan tus tetas mientras te mueves sobre mí.

Jadee completamente extasiada con sus palabras, sujetando la camiseta, deslizándola con lentitud por mi cuerpo, sintiendo el frío guante deslizarse por mi vientre, deteniéndose en el centro de mis pechos, manteniéndose ahí.

— Te late el corazón muy rápido, Gabriela.

Apretando mi muslo con su mano libre, se contiene, está intentando ir a mi ritmo.

— Es que estoy nerviosa, no sé cómo hacer esto.

— Sí, sí que sabes, el cuerpo te lo dirá, así que ahora ven aquí y baja las caderas para poder probarte, no te preocupes si me ahogas, eso me gusta mucho más.

Antes de poder protestar o moverme, Leone me arrastró hasta dónde me quiso y acercó mi sexo a su boca, besándolo con la boca abierta, sorbiendo, provocando un morboso sonido que me erizo hasta el ultimo de los vellos, generando el conocido retorcijón en mi vientre bajo.

¿Cómo este hombre puede hacerme perder la cabeza con una simple acción? Una, y ya me tiene delirando.

Incliné mi cuerpo hacia adelante, intentando resistir la tentación de retorcerme sobre él, sosteniéndome con una mano sobre la cama y la otra enredando los dedos en su cabello, dando un jalón cuando sus dedos separaron mis labios y deslizó la lengua plana por esta, llevándose todo rastro de excitación liquida, probando mi sabor, parece saber perfectamente lo que está haciendo y eso me hace sentir... celos.

Quiero ser la única en su vida, no hay espacio para otra más.

— Leone...

Gemí moviendo las caderas de forma involuntaria, sintiéndolo rozar mi clítoris con sus dientes, estaba sensible, mi cuerpo tuvo un espasmo por aquella acción, quise apartarme, pero me sujetó bien en mi lugar, dándole más atención a mi haz de nervios, introduciendo dos dedos en mi vagina, golpes rítmicos en el lugar indicado que desconectaron todo comportamiento conservador que pude haber tenido antes, no me importa retorcerme sobre él, sólo somos Leo y yo, él dijo que no importaba si lo ahogaba, dudo mucho que se moleste si lo jalo un poco del cabello.

Enredé mejor mis dedos en su cabellera y mecí mis caderas sobre él, hacia adelante y hacia atrás, aprovechándome de los movimientos implacables de su lengua, apretándome contra su boca cada vez que succionaba, bajando la cadera cuando sentía sus dientes torturarme, asegurándome de ir al compás de sus dedos que no le tienen piedad a mi coño que ruega por atención, su atención.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora