Capítulo 6

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¡BUENAS BUENAS PECADORAS! HOY VENGO CON CHISMECITO

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¡BUENAS BUENAS PECADORAS! HOY VENGO CON CHISMECITO.

¡LAS LEO!

TEORIAS JAJAJAJA 


¿QUIÉN ES LEONE EN REALIDAD? 

LEONE.

Bajé del auto y solté un largo suspiro, haciéndome de ánimos para hablar con mi madre, sobre todo si trajo a la parlanchina con ella, una mimada sobreprotegida que cree que con un por favor, un aleteo de pestañas y unas sonrisas conseguirá todo lo que quiere.

... lo peor es que lo consigue, tanto Blaz como yo somos incapaces de negarnos a sus peticiones.

— Madre, buenas tardes.

Dije tomando asiento frente a ella, la parlanchina no está aquí hoy.

— Sí viniste, pensé que iba a tener que ir a buscarte.

— ¿Tanto deseas verme? Sabes que es lo mejor para todos si me mantengo alejado, mi padre me vigila más a mí que a ti o a Emilia.

Le tembló la mano cuando tomó su taza y la llevó a sus labios para beber.

— Leone, necesito tu ayuda, metiste la pata.

Fruncí el ceño.

— ¿Qué ocurre mamá? ¿En qué me equivoqué y cómo eso te causa problemas?

— El Pandemónium, el club de Emilia, tu hermana, se lo pediste y ella te lo vendió ¿No es así?

Yo sabía que tarde o temprano iban a enterarse, pero no pensé que sería tan rápido.

— Sí, le ofrecí una buena suma que no pudo rechazar, negocios son negocios, el Pandemónium es mío ahora.

— La rojita, la encontraste ¿No es así? Porque Emilia dijo que te vio salir con una pelirroja del club hace una semana, la subiste a tu auto y te la llevaste, y todos sabemos que tú te mantienes alejados de todo el mundo, incluso de tu propia familia.

Tragué grueso.

Si hice algo que la molestó y me delata con mi padre, podría ponerse el panorama bastante feo.

— Mamá... yo...

— Hijo, está bien — posó su mano sobre la mía— Has hablado sobre ella por años, no pudiste encontrarla, pero está viva, eso es bueno, podrás terminar lo que comenzaste, yo no le voy a contar a nadie sobre esto, pero, tienes que ir a la zona roja ahora.

— ¿No vas a hablar sobre lo que hice? ¿Por qué tengo que ir allá? No me toca todavía.

— Sí, sí que toca — asintió— Tu padre vino a llevarse a Emilia para castigarla, prometió no ponerle una mano encima, pero dijo que tú tenías que ir a recuperarla porque tenía temas que hablar contigo, el club, dijo que se lo dio a tu hermana, que no tenías derecho a quitárselo.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora