Capítulo 34

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LEONE

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LEONE.

Fueron casi veinte horas de vuelo, no sabría decir quién de los tres está más ansioso, las veremos por fin, luego de años, casi tres años, por fin vamos a verlas.

¿Cuánto habrán cambiado?

¿Seguirán sintiendo cosas por nosotros?

¿Qué han estado haciendo?

¿Nos han extrañado?

¿Qué pasó con mi bebé? ¿Vivió? ¿Gabriela tuvo un aborto?

Necesito respuestas.

— Deja de mover el maldito pie que me pones nervioso — dijo Hans, pateándome el zapato— Ya estamos por llegar, diez minutos.

Digamos que cuando no estamos trabajando, me trata así, pasamos tanto tiempo juntos que ya lo veo como parte de la familia.

Espero que Emilia siga sintiendo cosas por él, porque me cae demasiado bien como para no seguir viéndolo así de seguido.

— ¿Pueden dejar de ponerme nervioso? Ya vamos a llegar, prácticamente ya llegamos, así que jódanse, dejen de ponerme nervioso.

Rodé los ojos.

Es él quien nos pone más nerviosos, ha estado paseándose de extremo a extremo en el avión por horas, y tenemos el suficiente espacio para estar cómodos pero el maldito prefiere caminar.

Hay cuatro grupos de cuatro asientos con una mesa compartida en el centro, dos sofás grandes pegados a las paredes del avión, un bar en la punta, y un cuarto personal al final para eventos recreativos.

Sexo.

Que es lo que planeo hacer todo el viaje de regreso si mi mujer me lo permite, y si es que quiere seguir siendo mi mujer, quizá me pida el divorcio.

Oh carajo...

No quiero divorciarme.

Me comí todas las uñas de los dedos antes de bajar del avión, el clima era agradable y fuimos recibidos con flores y canciones, todo demasiado cursi a mi parecer, demasiado color, poco orden, y nadie me conoce, me tocan, se acercan, sonríen... es agradable, pero no hay nada como mi querida Alemania dónde todo es mío y no necesito controlarme, porque no es necesario contenerse, puedo matar, desmembrar y cazar sin problemas, todos harán la vista gorda, pero aquí... aquí sólo soy un turista más, que molesto.

— ¿Dónde buscamos primero?

Pregunté, tomando el móvil, abriendo el Instagram de Emilia otra vez, la historia está a punto de borrarse.

— Preguntemos dónde está ese lugar en el video y ya está, nos lo dirán enseguida.

Blaz siempre tan inteligente.

— Eso si es que no nos creen unos psicópatas, claro.

Y Hans es un aguafiestas pesimista.

— Entonces ¿Qué hacemos? Tengo una boda que impedir.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora