Capítulo 7

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LEONE

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LEONE.

Bebí mi segunda copa, escuchando como Emilia le comenta todos los pros de ser mi esposa a Gabriela, quien se sonroja cada vez más a medida que mi hermana continua hablando, la he sorprendido mirándome en un par de ocasiones, tuve que ponerme de pie e ir a sentarme con Blaz dándoles un poco de espacio, porque si continuo atrapándola mirándome con su labio inferior entre los dientes y mirada brillante, la arrastraré al privado y terminaré follándomela, y lo que yo quiero es fomentar su independencia y que ella sepa desenvolverse en ambientes como estos, tengo que darle espacio por mucho que eso me moleste.

— Gabi, no quería interrumpirte, pero los caballeros preguntan por ti — señaló la barra— Quieren que tú les prepares los tragos porque les gustaron mucho los otros.

Gabriela se levantó enseguida al escuchar a Emma, mirando la barra con rostro de circunstancias, olvidó por completo que está aquí trabajando.

— Fue un gusto conocerla, señorita Lehmann — le dijo a mi hermana— Lamento haberla hecho perder su tiempo, yo no... puedo casarme con su hermano — casi escupí el contenido de mi copa al escuchar su rotunda negativa— el señor Lehmann ya ha gastado demasiado dinero en mí y odiaría que siguiera siendo así, me sentiría como una carga, una aprovechadora. Yo estoy muy agradecida, pero no quiero que él sienta que estoy cerca de él por su dinero, permiso.

Dejó el sofá y tuvo toda intención de alejarse, pero mi ego no me permitió mantenerme quieto, me puse de pie y sujeté su brazo antes de que se alejara lo suficiente para tenerla fuera de mi alcance.

— Señorita Hoffmann, usted me a ofendido — hablándole formal por primera vez desde que nos conocemos— No he gastado ni el 1% de mi fortuna en usted, lo que usted gana en mi editorial yo lo gano cada cinco minutos, haga los cálculos por usted misma y no hable tonterías.

Soltándola y regresando a mi asiento, viéndola desconcertada, tardando un par de segundos en asimilar que debe volver al trabajo y atender a esas parias que no hacen más que mirarle las tetas mientras los atiende.

— Te ves molesto, hermanito ¿Es porque te rechazó?

Se burló Emilia, acomodándose entre Blaz y yo para no perder detalle de la conversación.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora