EMILIA.
Tiré de la correa para que Hans me siguiera, caminando directo a los sillones de cuero con el espacio suficiente para una persona, había cuatro rodeando una mesa cuadrada de vidrio oscuro, sobre esta, preservativos, lubricante individual, una pequeña lampara con luz tenue, y una campanita que se toca única y exclusivamente cuando buscas sexo, es bastante cómoda y así no tienes que buscar, las Foxy que yo contraté son unas preciosuras, todas hermosas a su manera, a mis clientes les encantan.
Bueno... los clientes de Leo, suelo olvidar que vendí este club, pero bueno, un pequeño sacrificio por mi hermanito y su felicidad.
— Siéntate Hans.
Así lo hizo, sentándose con gracia, las manos apoyadas en los brazos del sofá, las piernas ligeramente separadas, dándome el espacio perfecto para ocupar uno de sus muslos como asiento, apoyándome en su pecho y hombro, sintiéndolo ponerse rígido bajo mi peso, pero no fue lo único que sentí, es más, se removió en cuanto notó que yo podía percibir su excitación, tiene buen tamaño y yo necesito ganarme su confianza y su calentura poco a poco para que se entregue a mí, muero por montarlo.
— ¿A qué estás jugando, Emilia?
Increpó Leone en cuanto estuve sentada, la molestia empañando todas sus bonitas facciones, de mamá, por supuesto, mamá es la hermosa.
— ¿A qué te refieres, hermanito?
Tomando una mano de Hans, apoyándola en mi muslo, muy cerca del borde de mi vestido que claramente largo no es, apenas y me cubre el trasero, lo hice a propósito.
— El beso de la viuda de Gabriela.
Dijo perdiendo un poco la paciencia, tomando otra copa de champagne, bebiéndose el contenido de un trago, dejando la copa con demasiada fuerza sobre la mesa pequeña, temí que rompiera cualquiera de las dos cosas, me costaron caro, sólo cosas exclusivas.
— Dos objetivos, hermanito, marcar a Hans para que no me lo toqueteen — acariciando la mejilla de mi escolta personal, viéndolo apretar los dientes, sin mover ni un centímetro su mano en mi muslo— Y hacer que te pongas celoso de la rojita, es bueno mantener la llama viva ¿No crees, Blazie?
Fruncí el ceño al verlo más concentrado en la chica que tiene entre las piernas que en la conversación, es más, tiene los dedos enredados en el cabello de esta, torturándola, le impide respirar y le exige más.
— A este paso, mi plan no va a funcionar — bufé— Blazie es un imbécil, no se da cuenta de mis pequeños regalitos.
Leone rodó los ojos y llamó al camarero, tomando dos copas, entregándome una.
— A Gabriela no le va a gustar que estés ofreciendo a su amiga como si esto fuera una subasta.
— Si se queda con Blazie, se estaría ganando la lotería — dije como si él estuviese loco— ¡Sólo míralo! Mi hermano es hermoso, y tiene... ¿Bonitos sentimientos?
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El engaño perfecto +21
RomanceEl alcohol es nuestro mejor amigo... y el peor enemigo también, tras el engaño de su prometido, Gabriela decide dejar de sobre pensar tanto las cosas y hacer una locura, yendo hacia el Pandemónium, lugar en el que trabaja durante algunas noches, un...