Capítulo 20

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ADVERTENCIA

LENGUAJE MALSONANTE 

Y TORTURA EXPLICITA

LEER CON PRECAUCIÓN.

SI ERES UNA PERSONA SENSIBLE, EVITA LEER ESTE CAPÍTULO.


GABRIELA

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GABRIELA.

Jadee en su boca intentando ser lo más silenciosa posible, es el horario de salida en la compañía y ya tuvimos que movernos de posición dos veces por mí temor a ser atrapados, porque a Leone todo lo que le interesaba era madrearme el culo, frotarse con mi centro y saborear mi boca hasta cansarse... y estaba muy, muy lejos de cansarse.

— Leo... espera... espera...

Moviendo mi cabeza hacia un costado, recibiendo gustosa sus besos húmedos con la boca abierta que van desde la piel expuesta en mi clavícula, hasta la barbilla, raspando la zona con sus dientes, enviando una corriente eléctrica por mi espinazo, provocando un dolorcito placentero en mi entrepierna, siento la humedad y es... peligroso, carajo ¡Es peligroso! ¡Lo olvidé!

— Tenemos que parar.

Me las arreglé para decir, sintiendo a Leone detenerse automáticamente, levantando la cabeza jadeante, la mirada oscurecida, los labios hinchados por tantos besos, y más abajo... la obvia protuberancia en su pantalón, debe ser doloroso sabiendo que a mi hombre le gustan los trajes a medida.

— ¿Por qué hay que parar? Podríamos hacerlo en el auto y luego en casa, no te robaré mucho tiempo, lo prometo.

La ansiedad es palpable en su voz, pero se mantiene quieto, no ha tenido mi consentimiento, por lo tanto, no hará ningún movimiento, eso es lo que me gusta de él, me respeta, me quiere y se preocupa de que lo que sea que hagamos lo disfrutemos ambos.

— No puedo, de verdad no puedo — jadeante, estirando mis manos para acomodarle el cabello que yo misma desordené— Tengo el periodo, y me puse un tampón, necesito llegar rápido a casa.

Me miró como si estuviera loca, irguiendo su figura, dejando de apretujarme contra el auto que tengo a la espalda, algo bueno, ya que estaba clavándome la palanca de la puerta hace bastante y comenzaba a ser doloroso.

— ¿Eso es todo? ¿Mi señora me privará de sexo por un poco de sangre? ¿Es que acaso me ves como alguien a quién la sangre le provocara algo? Me has visto literalmente bañado en ella ¿Y crees que la tuya me será repugnante?

Parece... ofendido.

— Si comienzas con eso de que un soldado no teme ensuciar su espada, no continuaré la conversación, no es no.

El engaño perfecto +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora