Capítulo 29

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Cuando Kara se despertó al día siguiente, su cuerpo dolía por las mordidas restantes, pero aún así, se sentía mejor, cálida y protegida. Suspiró removiéndose en la cama. Durante la noche Lena la había abrazado cada vez que ella se había despertado llorando. Incluso la había confundido con Imra y la había golpeado, pero la pelinegra sólo besó su frente y siguió durmiendo como si nada de eso importase.

Se talló los ojos soñolienta y buscó a su lado, faltaba algo, Lena no estaba. Vio que en la mesita había una nota y la tomó, sabía leer , pero le resultaba trabajoso aún. Era como si su cerebro se saturara con cualquier cosa y se desconectara a ratos.

Te dejé el desayuno junto a la ventana en la pequeña mesita, puse una alarma, apágala si te despiertas antes, y si no lo haces, pues no quería que comieses tu desayuno frío, lo siento. Estoy trabajando seguramente, si me necesitas tienes tu celular para llamarme, hay gente fuera de la casa cuidándote en mi ausencia, no te interrumpirán ni se meterán contigo, puedes hacer lo que gustes, la mujer rubia es tu madre y la bebé es nuestra pequeña, sé que no quieres verla, pero por favor si las ves puedes ignorarlas, no te harán nada. Descansa todo lo que necesites.

Kara miró el reloj y tocó el pequeño botón que sobresalía, ese tenía que ser, ese era...

Se sentó a comer y se maravilló cuando probó sus hot cakes con jarabe y luego se comió sus tostadas con mermelada ronroneando. Lena era buena, un ángel, si la alimentaba así debía ser buena, sí señor.

Tomó su jugo de naranja, no estaba tan frío pero servía, de hecho, iba perfecto y ella tenía tanta hambre...había tenido tanto miedo que no había comido después del incidente.

Cuando terminó su desayuno se levantó y con mucha cautela llevó todo fuera, no conocía la casa, pero le era familiar, así que casi de puntitas llevó todo hasta la cocina, no le tomó mucho encontrarla. Miró todo, fregó los platos y demás, quería que Lena se sintiera orgullosa, ella la había alimentado, así que Kara se aseguraría de dejar todo limpio y no darle más trabajo a otra.

Se puso a deambular por la casa, no se metía en las habitaciones ya que no sabía donde habría gente, pero se metió a cada sitio vacío que veía. Se sorprendía más y más, pero la casa era enorme y tenía escaleras. Miró a todos lados y subió para seguir explorando.

—¡WOW!—se emocionó cuando encontró otra escalera más pequeña que llevaba a una especie de ático, era precioso.

—¡WOW!—se emocionó cuando encontró otra escalera más pequeña que llevaba a una especie de ático, era precioso

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Miró todo, habían libros, una mesa, una estufa muy bonita. Tocaba todo con la punta de los dedos, nada tenía polvo, seguramente.

—Lena...—murmuró al ver la cama, estaba destendida. Kara tragó en seco y se acercó, la cama estaba fría y se alegró internamente de eso, que Lena durmiese con ella era mejor. Olió las sábanas despacio, inhalando.—Lena...—repitió. Era su perfume, podía saberlo, Lena olía así como estas sábanas que tenía entre las manos.

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