Capítulo 47

1.4K 255 211
                                    


Lori pasaba los días repitiendo el mismo patrón de comportamiento, la niña despertaba desayunaba, estaba un largo rato con su madre Kara, almorzaba, volvía con su madre, cenaba y esperaba a la caída de la noche.

Casi todo el tiempo tanto a ella como a Kara se les veía tristes y ausentes de la vida diaria, aunque Kara tenía trabajo como Alfa y generalmente eso la mantenía ocupada.

Kara quería averiguar qué hacía Lori, pero por alguna razón no podía, aunque estuviese despierta cuando las noches llegaran ella se dormía por arte de magia.

Lori se había vuelto más oscura como su madre Lena, ahora la pequeña tenía una sombra rondándola y esta sombra procuraba que solo Kara pudiera acercársele, era cuando únicamente desaparecía. Kara lo sabía, era su lobo intentando protegerla. La pequeña había materializado su propia oscuridad debido a la pérdida.

Una mañana Kara se decidió a hablar con Lori, tenía que saber qué ocurría además de lo obvio. La alimentó y la cargó haciéndole cariñitos en su espalda— Lori, debemos hablar.

—No—dijo y se revolvió llorando.—No.

—Sí , sí debemos, se lo debemos a mamá Lena, soy tu madre puedes confiar en mí ¿A donde vas en las noches?

—No—Lori rugió, pero no le hacía daño a su madre, sabía que estaba esperando a su hermanito así que no la lastimaría ni por error.

—Amor, yo también extraño a mamá, ayúdame a comprender ¿Sí?

—A la noche—dijo Lori y suspiró haciéndose bolita para luego dormirse entre los brazos de su madre, la realidad ya le parecía demasiado, a tan corta edad había perdido las ganas de vivir, lo cual era lógico, si hubiese perdido a Kara sería lo mismo, los cachorros estaban semiimpresos en sus madres, conocían primero ese vínculo que el de su propia pareja, por eso era tan importante que pasaran los primeros años de vida, porque eran los más complicados, sobre todo porque los licántropos eran una raza de guerreros y si un padre moría los hijos podrían elegir seguirles.

Kara fue paciente, esperó y esperó mientras se acurrucaba con Lori y evitaba llorar para que su pequeña no sufriera aún más, aunque sabía que podría oler la tristeza en ella. De hecho , se había vuelto un olor característico de la manada.

Todos iban cada día varias veces a visitar a Kara, a preguntarle qué necesitaban ella o la bebé, un Alfa triste era desprotección para la manada, pero aún así la rubia cumplía con su trabajo, la manada seguía en marcha.


******


Cat suspiraba viendo a la compañera muerta y la otra a su lado sin separarse de ella. Se preguntaba qué estaría esperando, o quizás la chica sólo esperaba morir.

—¿Puedo preguntar qué esperas?

—A que vuelva, ella volverá—susurró Laura que aunque tenía plena fe en que su compañera regresaría no podía evitar sentirse triste.—Tierra ¿Hay tierra? Necesito cubrirla.

—¿Por qué?—Cat estaba grabando la conversación.

—Porque siempre he oído de los licántropos de las montañas que la tierra nos ayuda, que el planeta siente y sabe que somos sus hijos, así que la tierra nos ayuda a sanar, así como a otra especie parecida a nosotros.

—¿Otros?

—Sí, los primeros SuperAlfas y ellos son familia, por eso un SuperAlfa tiene ojos rojos aunque no tenga manada siquiera, y no mueren tan fácilmente, pero hay una línea pura que jamás morirá—miró a su compañera—Carm no es de esos, pero ella no cumple los requisitos para que un SuperAlfa muera.

Wild CreatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora