Me senté en la azotea del colegio con mi lunch, mirando hacia abajo sumida en mis pensamientos, en como demostraré que las mujeres también tenemos talento para jugar, detestaba el hecho que mi familia no pudiera apoyarme, sólo mi mamá.
Éramos mi mamá y yo contra el mundo.
Di un sorbo a mi leche chocolatada, viendo como unos niños pequeños saltaban jugando a la rayuela, trayéndome recuerdos de mi hermano mayor y yo, lo extrañaba mucho, pero se había quedado en España para poder terminar su carrera, seguramente él si se enterara que quiero jugar me apoyaría, teníamos una buena relación de hermanos.
—Te ves seria.
Nisiquiera me inmuté, ya sabía que era Kuroko, así que sólo asentí.
—Estoy pensando en como podré jugar.
—Jugarás fatal.
Volteé a verlo, entrecerrando mis ojos.
—Eres buena jugadora Raquel, pero no dudes, cuando comienzas a dudar le das paso a que te destrocen.
Miré hacia adelante, relamiéndome los labios sin poder procesar bien toda la información de la generación milagros y eso.
—¿Tú no has dudado nunca, Kuroko?
Este miró hacia el suelo, asintiendo.
—Muchas veces, pero quiero ayudarlos, a ti y a Kagami a ser los mejores jugadores de Japón, a ser el mejor equipo de Japón.
—No sé si lo lograremos...
Susurré, tenía un mar de sentimientos, me sentía intimidada, había escuchado que esta tarde vendría un jugador de esa generación.
—¡Deja de decir estúpideces!
Miré hacia atrás, y era Kagami, cruzado de brazos con sus ojos puestos fijos en nosotros.
—No grites, estoy pensando.
—Prefiero gritar a que sigas pensando tan negativamente.
—Entiéndeme, sólo tengo miedo.
—La palabra miedo no está en nuestro diccionario personal, somos un equipo, el equipo tiene que apoyarse, inclusive a los más débiles.
—¡Oye!
Dije enojada, tirándola la lata donde estaba mi leche de chocolate.
—Raquel, eres capaz.
Miré a Kuroko, quien asintió con una pequeña sonrisa.
—¿De verdad lo creen?
—Sí, te he visto jugar, no tienes los mejores movimientos, pero eres rápida, confía en ti.
Miré al suelo, jugando con mis dedos, un poco ya más segura, alcé la mirada, con lágrimas en los ojos, sonriendo.
—Lo haré...¡lo haré!
Me paré, y fui a abrazar a Kagami fuertemente, comenzando a desahogarme de todas las inseguridades que mi familia me había puesto, mojando la camisa de su uniforme, sonreí apretándome a él.
—Gracias por confiar en mi, de verdad.
Kagami sólo palmeó mi espalda, separándome de él.
—Es lo que los amigos hacen.
Volteé a ver a Kuroko, y este alzó el pulgar todavía con su sonrisa pequeña, en respuesta, también alcé mi pulgar, correspondiendo su sonrisa.
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Hobbie [Daiki Aonime y tú]
FanfictionCuando hay un sueño de por medio, todo lo vale, y se hará todo lo posible por alcanzarlo, así llueva, truene y el mundo se venga abajo, porque es eso: es un sueño. Y para Raquel Walker, estar en un equipo de básquet era su sueño, era algo que le ap...