capítulo veintidós

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Se separó de mi sorprendido y sonrojado, a lo que yo lo miré desde abajo con los labios entreabiertos, esperando su respuesta.

—Me besaste...

Tocó sus labios, sin tener idea de que hacer, a lo que me abrazó la cintura volviéndome a besar, enredé mis brazos en su cuello pegándolo, inclinando mi cabeza a la derecha besándolo más profundizando el beso, acarició mi cintura. Abrió más la boca, metiendo su lengua a lo que yo correspondí gustosa metiendo la mía, enredándolas en círculos, suspirando ambos al mismo tiempo. Nos separamos juntando frentes, recuperando el aire.

Me abrazó, y correspondí cerrando los ojos. Estaba tratando de hablar pero titubeaba, y no podía completar una oración sin que me saliera algo mal, me comencé a frustrar maldiciendo en voz baja.

—Tú también me gustas, Raquel.

Mi corazón comenzó a bailar de alegría con su confesión, no podía creerlo. ¿De verdad estaba pensando lo que me acaba de decir?

No, hazte la difícil.

—¿Quién te dijo que me gustas?

Se separó de mi con una expresión seria, para después enarcar una ceja, encogarse de hombros y acomodarse el abrigo que siempre traía.

—Bueno, me voy...

¡No!

—¡No!

Se dio la vuelta sonriendo, tapándose la boca aguantando la risa.

—¿Pasó algo?

Negué, apretando los labios, ocultando mi risa.  Me cargó abrazándome, a lo que yo sonreí volviéndolo a besar, estaba demasiado sorprendida, feliz, por fin me sentía feliz y segura de lo que estaba pasando, estaba demasiado embriagada en los besos de Aomine, nadie me había dicho que besarlo iba a ser demasiado adictivo, aunque no tenía idea que después que besarlo no era lo único que me iba a tener entontada.

Hobbie [Daiki Aonime y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora