capítulo final

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Estábamos entrenando, felizmente dándonos pases mientras molestábamo. Le di un empujón y este me lo devolvió. Me agarró de la cintura, y yo enredé mis brazos en su cuello. Sonreí besando sus labios, sus ojos se abrieron y me topé con sus ojos azules, mordió mi labio inferior tirando de este, sonreí.

—Eres muy peculiar Walker, ¿lo sabes no?

—¿De verdad?

Asintió, para luego ir a mi oído.

—Te distrajiste... 

Tomó el balón del suelo y encestó, abrí la boca ofendida y fui tras él, jugando, pero también preparándonos. Me gustaba como era mi relación con Aomine, la verdad, no pensé que jamás podría terminar así.

Al día siguiente, era el partido con el equipo de Midorima, todos estábamos nerviosos, especialmente Kagami, estábamos en nuestro lado de la cancha, con Estela, Kenzie y Momo.

—Te irá bien, lo sé.

Dijo Kenzie acariciando mi brazo, sonreí apretando los labios.

—Gracias Kenzie, eso espero.

—¿Espero? Nosotros podemos.

Dijo Aida alzando los brazos, con entusiasmo.

—Te irá bien, lo sé. Suerte.

Estela se paró de puntillas, y Kagami bajó su cabeza dándole un pico, sonreí viendo como Estela se sentaba en primera fila para verlo.

—Ti irí biin, li sí, siirti.

Fingí la voz aguda, lanzando besitos en el aire, cuando vi la mirada de Kagami me reí más.

—Ah pero si fuera Aomine...

Sentí los colores en mis mejillas, y le pateé suavemente el pie.

—¡Cállate!

Sonó la campana, preparándonos para salir, busqué a Aomine pero no le encontré, así que me puse un poco triste, entramos trotando, y comenzó el partido.

Un verdadero infierno.

Todos estábamos cansados, y apenas era el primer tiempo, pero mis ojos fueron a un tipo que al parecer tenía el mismo don que Kuroko, así que comencé a distraerlo, y este también se enojó. Kagami estaba demasiado cansado, se notaba. Cuando Midorima lanzó para atrás el balón, así que me preparé, y salté.

Salté lo más alto que pude.

Y tomé el balón, grité de alegría y se lo lancé a Kagami y anotamos.

Kagami no podía más, estaba cansado, Estela estaba llorando desesperada porque no podía, y parecía que se iba a desmayar.

—Kagami, anda a banca.

—No quiero, necesito ganar, por Estela.

—Estela va a entender, por favor.

Cuando sonó la campana, salimos de nuevo, alcé la mirada y ahí estaba.

Estaba Aomine sentado, mirándome fijamente, lo vi susurrar "tú puedes"

Sonreí, asintiendo.

Comenzamos de nuevo, y Kagami dio su último salto.

—Lo siento, no confiaste en ti mismo.

Dijo Midorima.

—No, pero yo si.

Me tapé la boca, sorprendida, Kuroko había confiado a ojos ciegos, me lanzó el balón, y de una misma jugada encesté, sonreí y terminó el juego:

Ganando.

Hobbie [Daiki Aonime y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora