— D A I K I A O M I NE —
Estaba sentado escuchando música junto con Momo, fingiendo que la estoy escuchando, asintiendo sin más a lo que está diciendo. Alcé la mirada cuando sentí una palomita ser tirada a mis ojos.
—¿Me estás escuchando?
—¿Crees que el equipo de Seirin llegue?
Esta me miró confundida, sin entender muy bien lo que estoy hablando, cuando le expliqué un poco mejor, esta me miró enarcando una ceja.
—¿Por qué estás tan interesado?
Me sorprendí un poco soltando un suspiro, negué alzando la mano, tomando una botella de agua, tirándola al sesto como si fuera un balón.
—No es nada importante.
—¿Seguro?
—Sí, ¿no deberías estar interesada porque ahí está Kuroko?
—¡¿Ahí está Kuroko?!
Por gusto abrí la boca.
Rodeé los ojos colocando mi cabeza en mi mano, mientras escuchaba parlotear a Momo, era muy divertida, pero ahorita no tenía mucha cabeza encima, sólo podía pensar en algo, ¿qué tan bueno era el famoso equipo donde estaba Kuroko? Me levanté tomando mi mochila, pero sin querer se cayó dejando ver una revista de adultos.
Con mi pie la arrastré, tratando de que nadie la viera.
—Ya sabemos que te gustan con pechos grandes, no tienes porque fingir conmigo.
Solté una risa de lado, la tomé y la guardé, caminando hacia donde iban a jugar, sentándome lejos para que Raquel no me pudiera ver, y me sorprendí bastante al ver como le ganaban a Kise específicamente, tomé mi barbilla analizando cada situación, cuando ellos se fueron, caminé hasta Kise.
—No llores, tómalo como una dura revancha que vas a tomar.
—¿Qué haces aquí?
Se volteó, secándose las lágrimas, me encogí de hombros, sonriendo.
—Tengo que tener cerca a mi enemigo.
—¿Kurokito?
Negué relamiéndome los labios, mirando como Raquel se soltaba el cabello, secándose el sudor.
—No, es un enemigo mucho más divertido que él.
Este volteó hacia la dirección, y cuando vio a que, o bueno, más bien a que estaba viendo soltó una risa.
—Ya veo.
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Hobbie [Daiki Aonime y tú]
FanfictionCuando hay un sueño de por medio, todo lo vale, y se hará todo lo posible por alcanzarlo, así llueva, truene y el mundo se venga abajo, porque es eso: es un sueño. Y para Raquel Walker, estar en un equipo de básquet era su sueño, era algo que le ap...