Estaba terminando la actividad, mientras hablaba con Kagami y Kuroko sobre la posible fiesta que íbamos a hacer, descartamos ideas mientras a veces cambiabamos de tema.
—¿Dónde la haríamos?
Preguntó Aida tomando un jugo, desinteresada jugando en su celular, alzó la mirada cuando Kagami comenzó a hacer sonidos mientras piensa.
—No lo sé, ¿en la casa de Raquel? —Soltó Kuroko.
¿Qué?
—¿Qué?
—Sí, ¿por qué no?
Rodeé los ojos, cruzándome de brazos pensando, ¿sería buena idea? tal vez, me gustaría ser más unida con ellos, sí, es una buena idea.
—Dale, en mi casa.—Me encogí de hombros. —No creo que tampoco tenga otra opción.
Kagami chocó las manos con Aida, y obligó a Kuroko también, este sacó su batido de vainilla y comenzó a beberlo ignorando la mano alzada de Kagami.
—¡No me ignores!
—Tarde.
Kuroko sonrió cómplice y solté una risa, para luego comenzar a enviar mensajes sobre invitación, sería la próxima semana el viernes, decidido.
—¿No me invitarás a mi?
Me dio un escalofrío en la espalda baja, volteé con miedo, y vi a Mackenzie cruzada de brazos, tratando de ver quien quedaba en el pasillo, pero era inútil, no había nadie.
—Responde. —Cambió la voz de Kenzie, de dulce a amenazante, yo la miré directamente.—Te pregunté, ¿no me invitarás a mi?
Suspiré, parándome firme. ¿Por qué me sentía tan intimidada? Ella media casi lo mismo que yo, solamente era unos centímetros más alta, pero aún así había logrado intimidarme completamente, las piernas me temblaban.
—No. —Dije con voz firme.—Déjame en paz.
—¿No? Hmmm...ahora es así.
Se colocó las manos en su cintura, Kuroko se acercó interrumpiendo nuestra pequeña discusión.
—¿Pasa algo?
—Kuroko...
Suspiró enamorada Kenzie, acercándose para abrazarlo, pero Kuroko le palmeó el hombro.
—Hola Kenzie.
La saludó tajante, pero pasó evitándola, yendo directamente.
—¿Estás bien? Estás pálida.
Asentí apretando los labios, yéndome al baño evitando a todos y todo, tratando de que las lágrimas, no sabía que hacer, jamás había sido molestada, ni molestaba a nadie. No es que me llevaba mal con nadie, pero tampoco bien, todo había sido con respeto.
Me encerré en un baño, llorando en silencio, ya estaba harta, hasta la madre. Golpeé la pared, frustrada. Luego de media hora, salí, con la cara hinchada, y los ojos hinchados. Recogí mis cosas, sin despedirme, fui a la gasolinera, apenas vi a Aomine, me lancé a sus brazos soltando mi mochila bruscamente.
—Hola Raqu...
No tuvo tiempo nisiquiera de terminar la oración, lo abracé, aferrándome a él como si mi vida dependiera de aquello.
—No me sueltes. —susurré en su pecho. —te lo suplico, hoy no me sueltes.
Este se tensó, para luego enredar sus brazos en mi cintura, en ese momento sentí su aroma inundarme, enseguida me relajé, porque sentí su piel contra la mía, eso bastó para que bajara la guardia totalmente.
—No sé que pasó...pero aquí estoy, ¿si?
Me quebré en llanto, sintiéndome segura de saber que estaba aquí alguien que no me soltaría, por lo menos tenía la certeza que si algo me pasaba, él estaba conmigo aquí, en esta pequeña gasolinera vieja que se había convertido en mi lugar seguro, ¿irónico verdad? Pero no me importaba, en lo más mínimo, quería que nadie me viera llorar, que nadie viera que estaba llorando en el pecho de quien prometí destrozar algún día en una mísera cancha de básket, porque hoy solamente quería desahogarme.
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Hobbie [Daiki Aonime y tú]
FanfictionCuando hay un sueño de por medio, todo lo vale, y se hará todo lo posible por alcanzarlo, así llueva, truene y el mundo se venga abajo, porque es eso: es un sueño. Y para Raquel Walker, estar en un equipo de básquet era su sueño, era algo que le ap...