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—Jaque —sus labios se curvaron en una sonrisa colocando el alfil a un cuadro del rey de su contrincante.

—Ya van tres veces — el alfa rió en lugar de parecer enojado o humillado por su tercera derrota en contra del omega.

El pelinegro se alzó de hombros y comenzó a recoger las piezas para guardarlas pues ya se había aburrido de sólo ganar.

Habían pasado dos años desde que Eunwoo había acogido a Sunghoon en su casa, todo iba bien, el menor hacía los labores de la casa a la perfección y el alfa había cumplido su promesa de no tocarlo y pagarle lo necesario. Eunwoo de verdad pensó que Sunghoon se iría una vez que le diera el dinero pero éste no lo hizo, al parecer había logrado ganarse su confianza.

Eunwoo y Sunghoon tenían una buena relación, era más una amistad por más raro que sonara, hablaban por las tardes, jugaban juegos de mesa, veían la tele y por si fuera poco e estaba fascinado con la comida del omega. 

Se tenían cariño mutuamente, no de forma romántica, claro.

Todo parecía ir bien pero desafortunadamente Eunwoo sufrió un accidente automovilístico, el golpe fue tan grave que la sangre se acumuló en su cavidad pleural y por consecuencia ahora tenía dificultades graves para respirar.

Llevaba tratamiento, claro, un soporte de oxígeno siempre lo acompañaba, también había distintas sondas pleurales  en su habitación y medicamentos cuando el dolor y la opresión en su pecho era insoportable.

Sunghoon había tenido que aprender como introducir una sonda pleural  entre las costillas del alfa con el fin de drenar la sangre que se le acumulaba, esto lo hacía al menos cada semana, básicamente se había vuelto su enfermero pues el alfa se negaba a  meter a cualquiera a su casa.

Sunghoon en realidad no tenía un contexto acerca de la privacidad que debía mantener en el lugar, sólo entendió algo como "no puedo meter a cualquiera a mi casa porque ya no sé quien podría intentar atacarme".

Estaba muy paranoico, muy a la defensiva desde su accidente que según él, había sido planeado y por eso ahora el omega tenía más trabajo que hacer.

No le molestaba claro, de hecho le gustaba sentirse útil y ayudar. Le llamaba la atención esos temas de la medicina y enfermería por lo que se sentía muy bien aprendiendo y haciendo cosas nuevas.

Las posibilidades de que el alfa se recuperara eran nulas, a lo mucho le quedaban tres años de vida y el recuerdo de las palabras del médico del alfa ponían el ánimo de Sunghoon por los suelos.

A veces el mayor le decía que mejor lo matara antes de que las cosas empeorarán y ya no pudiera respirar ni con sonda pero Sunghoon le dijo que no haría eso.

Jamás se atrevería a hacerle daño a alguien que lo había ayudado tanto, lo extrañaría demasiado cuando partiera de este mundo.

—Ya está — informó acabando el procedimiento que hacía todas las semanas, fue por un vaso con agua y lo puso en el buró del alfa. — ¿Algo más que quiera, señor?

— Sé el omega de mi hijo.

Sunghoon se quedó callado procesando lo que le acababa de decir el alfa.

—¿Perdón?

Eunwoo soltó una risita acomodándose en la cama con dificultad — Lo he estado pensando Hoon, tú serías un omega perfecto para mi hijo menor.

El menor  rió, las medicinas ya están haciendo más efecto del que deberían, abrió la puerta dispuesto a irse.

— Sunghoon, vamos sólo mírate, eres hermoso, pareces un muñeco de porcelana, tienes buen cuerpo, sabes cocinar, planchar la ropa, eres inteligente, sumiso — tomó un cigarrillo y lo encendió. — Eres el omega perfecto.

—Por favor señor sus  pulmones ya están demasiado jodidos como para todavía meterles nicotina, ya hemos hablado de esto—se frotó los ojos con ambas manos cansado.

—Bueno, un daño más no va a hacer una gran diferencia. — le dió una calada al cigarrillo. — El punto es que me gustaría que conocieras a mi hijo, sólo eso, tal vez se llevan bien y acaban casándose.

— Lo más probable es que su hijo y yo nos conozcamos, seamos destinados y  accidentalmente nos casemos, señor. — respondió con obvio sarcasmo.

— Eres muy cínico, ¿sabes? — dijo intentando no reír con el cigarro entre los dedos.

—Básicamente usted ha hecho que me vuelva de esta forma así que debería culparse así mismo.

El mayor río dando golpecitos al falo de tabaco para retirar la ceniza que acumulaba y negó.

—Lo siento, yo solo... a veces me siento mal por mi hijo, él ha pasado por muchas cosas y estoy seguro que no quiere verme a la cara, sólo rezo porque venga aunque sea una hora a verme, a decirme cómo está, a decirme que le está yendo bien, que tiene a un o una buena omega a su lado que lo haga feliz porque se lo merece.

Sunghoon no sabía que decir, desde que llegó a la casa el alfa habla acerca de su dichoso hijo, no se ha atrevido a preguntar qué es lo que realmente pasó entre ellos, ¿por qué es que no viene a verlo? También no deja de preguntarse si son tres hijos como la foto que vió ¿qué pasó con los demás?, ¿por qué no vienen a verlo? ¿dónde está su omega?

Sentía que no era correcto hacer preguntas tan personales que parecían información tan delicada para Eunwoo. Recuerda vivídamente como lo reprendían severamente en su casa por preguntar cosas que "no eran de su incumbencia"

— Señor ya ha dicho eso desde hace meses y yo no lo veo.

— Está ocupado.

—No está ocupado, simplemente no sabe valorar a su padre y cuando ya no lo tenga estará  arrepentido por no haber pasado más tiempo con usted.

Eunwoo suspiró, sabiendo perfectamente que el omega tenía razón y no pudo evitar sentir la tristeza recorrerlo. Sunghoon vió como el semblante del alfa cambiaba y no pudo evitar sentirse mal.

— Señor no se sienta mal, no hizo nada malo — dijo intentando salvar la situación, no sabía si lo que había dicho había sido incorrecto pero sólo se limito a brindarle palabras de apoyo al pobre hombre a su lado.

—Tranquilo, estoy bien.



































crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora