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Heeseung besaba delicadamente en la superficie de sus huesos coxales que sobresalían de sus caderas, viajaba desde su pelvis hasta el calor creciente entre sus piernas.

Sus muslos estaban pegajosos, bañados de lubricante con su entrada palpitando alrededor de nada, anhelando por ser llenada de placer.

Con la tenue luz que se colaba por la ventana podía ver como el alfa terminaba de despojarse de sus prendas. Cuando deslizó su ropa interior un enorme falo pareció rebotar de la zona dejando al omega anonado con la vista.

Heeseung se acercó lentamente tomando lugar entre las piernas del omega, lo tomó de la parte lateral de sus muslos acercándolo lo más posible, haciendo al omega jadear de sorpresa y excitación.

El alfa acarició desde su cuello, sus clavículas, su pecho, su delicado vientre hasta llegar a su parte más pura e íntima, dónde no dudo en palpar la latente entrada para asegurarse de que se encontrara lo suficientemente dilatada para recibirlo.

Miró como el omega mordía su labio y suprimía sus gemidos, podía sentir la presion en sus caderas y trazo cada parte de la zona como una delicada figura de porcelana.

—Tócame tú también, cariño — Heeseung sonaba muy sereno, tomó la delicada mano de Sunghoon para posarla en uno de sus pectorales. El omega abrió los ojos visiblemente cohibido por la acción. Heeseung lo miraba expectante y él dejándose llevar por su instinto posicionó ambas manos sobre la anatomía contraria.

Trazó dulcemente las clavículas, después el pecho y viajó hasta los trabajados brazos, su lobito ronroneó al sentir la dureza de estos, se sentia bien, tal vez podría encajar sus dientes ahí en un futuro, ahora estaba muy avergonzado como para hacerlo.

Paseó sus manos liberándose poco a poco de la pena hasta que llegó a la zona pelvica sintiendo la diferencia de la piel entre el abdomen y la parte donde iniciaba la prominencia del alfa y alejó sus manos como si la zona quemara.

Heeseung soltó una risa ligera y Sunghoon podría jurar que podría derretirse en ese momento, en esa posición ver al alfa sonreír tan bonito hizo que su corazón se sintiera cálido al igual que su vientre y el interior de las paredes de su cavidad más íntima secretó su lubricante natural al sentir como el alfa masajeaba sus caderas sin entender como era que con ese movimiento se desarmaba.

Su periné casi chocaba con el del alfa, estaban demasiado cerca, sus nervios habían incrementado, pero no quería parar, quería recibir todo el dolor que el alfa pudiera darle al igual que el placer.

Estaba a punto de suceder, Heeseung iba a profanar en su interior, estaba muy nervioso aunque ya había sucedido antes. Tal vez porque la primera vez ni siquiera tuvo tiempo de prepararse mentalmente para lo que iba a acontecer.

—¿Me dejarás correrme dentro, cariño? ¿Vas a soportar mi nudo? — Heeseung preguntó con la lujuria y la violencia desbordándose de sus ojos y Sunghoon asintió ansioso en un gemido moviendo sus caderas esperando ansioso la entrada del alfa en su interior.

Heeseung no iba a hacerlo esperar más, tomó su miembro desde la base y lo dirigió al lubricado agujero.

Acarició la mejilla del omega suavemente y lo miró dulcemente a los ojos—¿Vas a ser buen omega para tu alfa, Sunghoon?— preguntó mientras rozaba suavemente la cabeza arremetiendo con clavarse.

Sunghoon exhaló un suspiro cargado de deseo al sentir aquel delicioso roce. Cerró los ojos, preparándose para el dolor que se avecinaba, mientras su respiración se entrecortaba. Las manos de Heeseung se aferraban con fuerza a sus caderas haciéndolo jadear bajito.

El alfa introdujó su glande con la delicadeza de una pluma acariciando su interior.

—Relájate, bebé —susurró Heeseung, acercándose con ternura para depositar un suave beso en su frente. Con un solo  movimiento, lo llenó por completo, deslizando su eje en el interior hasta la base.

crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora