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Este capítulo contiene una escena sensible.


La penumbra de la noche le transmitía tranquilidad.

Se quedó mirando a la ventana donde la luna brillaba a todo su esplendor y sonrió.

Nunca en un día había sonreído tanto.

O más bien nunca había sonreído tanto por estar feliz.

Heeseung, el alfa que irrumpió en su vida hace apenas unos días, había encendido en su alma una llama intensa, imposible de apagar. Desde que lo conoció, una pasión profunda y abrumadora comenzó a aflorar en lo más profundo de su ser, inefable y vibrante, como si su destino hubiera sido sellado en ese momento.

Lo había llenado de vida.

Lo había hecho ver estrellas donde solo había oscuridad.

Lo había hecho ver flores en medio de un gélido invierno.

Simplemente no podía ignorar la presión de su lobito que estaba loco por ese alfa con aroma a licor e incienso. El alfa lo trataba tan lindo,  como nunca nadie lo trató antes, se sentía extraño pero estaba seguro que podría acostumbrarse con el tiempo.

Tal vez después de tanta oscuridad, él y su lobito podrían ser amados.

Por primera vez en sus dieciocho años de vida.

Si Heeseung ya era lindo de esa forma no se imaginaba como sería cortejándolo.

Como sería siendo su alfa...

Volvió a reír,  sonrosado y emocionado, de verdad estaba cayendo muy profundo.

Tal vez estaban yendo demasiado rápido pero no le importaba, ya nada le importaba, él iba a hacer todo lo posible para lograr una relación con Heeseung.

Tal vez no era la decisión correcta.

Pero, ¿qué importaba? Él iba a empezar a vivir su vida como todos los omegas de su edad lo hacían. Los omegas normales de su edad  ya eran sexualmente activos y él ni un beso había dado en su vida.

No podía esperar para cambiar eso.
























Sunghoon dormía plácidamente en la comodidad de su cama, su respiración era tranquila y sus músculos estaban completamente relajados.

Estaba tan vulnerable, tan indefenso, tan sumiso...

Tan hermoso.

Aparentemente, no pudo ignorar la sensación húmeda que sentía acariciando su cuello.

Besos y lamidas bruscas  justo donde estaba su glándula omega.

Sintió ese aroma intenso de alfa encima suyo,  pero era demasiado intenso, tanto que con sólo con tenerlo cerca podía sentirse completamente adormecido, incapaz de moverse.

Su estómago se contrajó, el miedo se apoderó de todo su ser.

Las fuertes manos se empezaron a incorporar  por debajo de su ropa.

Tenía miedo de abrir los ojos.

No, esto no estaba pasando, debía ser un sueño.

Se repitió eso varias veces hasta que sintió que lo empezaban a despojar de su ropa.

El alfa gruñó sonando agresivo, desesperado y posesivo, era una bestia, un animal.

Abrió los ojos con miedo, su cuerpo temblando y liberando lubricante por las potentes feromonas de alfa en celo.

crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora