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La oscuridad que había sido constante comenzaba a teñirse de leves tintes radiolúcidos reemplazados por radiopacos. Un murmullo, quizá una voz, se filtra a través de un velo denso que cubre la mente. Todo parece remoto, lejano, como si fuera parte de un sueño.

Un sueño muy real.

Luego, una presión en el pecho, un leve dolor en los músculos. No era punzante, sólo incómodo, como si hubiera recordado que estaba vivo después de mucho tiempo .Los párpados pesaban toneladas, quería abrirlos pero de había vuelto el reto más difícil.  Hay un esfuerzo, un empuje interno que no se puede ignorar. El latido de su corazón, antes imperceptible, ahora retumbaba en sus oídos, haciéndose notar.

Le dolía la cabeza, era tan extraño, había algo que no era normal en su entorno.

La confusión se comenzó a mezclar con una creciente ansiedad.  Su mente intentaba comprender, pero las piezas no encajaban, nada encajaba. Los sonidos se vuelven más claros: el pitido de una máquina, el murmullo de alguien a lo lejos.

Estaba soñando.

Debía de estar soñando.

Todo su inconsciente era tan desgarrador pero cautivador a la vez. Ahí estaban pensamientos que lo aterraban y también pensamientos que le encantaban.

Tenía miedo de un día confundir su sueño con la realidad.

Aún con los ojos cerrados sus nervios ópticos lograron provocarle un cuestionamiento.

No estaban los molestos rayos de sol que siempre lo molestaban cuando iba a despertar.

Pero el dolor de cabeza, desafortunadamente sí.

Frunció el ceño, tal vez hoy era un día nublado.

O tal vez no.

El dolor no lo dejaba concentrarse.

Y tampoco ese aroma a alfa que impregnaba todo el lugar.

Frunció el ceño al percibir el aroma con más fuerza y talló con ambas manos sus ojos hasta que por fin sus logró forzarlos a  abrirse.

Un destello de luz inundó sus ojos, cegador, era realmente molesto.

Frotó una y otra vez los dos órganos ópticos hasta que por fin logró obtener una vista, borrosa pero era una vista del lugar.

Ese no era su cuarto.

Empezó a alterarse al recordar todos sus sueños.

Porque habían sido sólo sueños.

¿Verdad?

—¿Sunghoon? — una voz conocida se escuchó.

Su presión aumentó, intentó regular su respiración, llevó una de sus manos a su frente debido al dolor punzante que se originaba ahí.

Quiso sentarse pero un dolor agudo azotó su caja torácica haciéndolo retorcerse en la camilla, el dolor desfigurando su rostro por completo, un suave jadeo saliendo de sus labios.

—Tranquilo, está bien, shh.

Con dificultad intentando retener el dolor sintió como lo volvían a recostar tomándolo de los hombros con gentileza.

Ignorando el cuerpo a su lado tomó una respiración profunda y cerró los ojos.

Cuando los volviera a abrir estaría en su habitación.

¿Verdad?

























Para su desgracia, cuando abrió los ojos por segunda vez, no se encontraba en su habitación.

crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora