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Era de mañana y Sunghoon recién despertó pudo ver un ramo de rosas blancas y rosas en su mesa para dormir.

Sonrió, las rosas blancas y rosas eran sus favoritas, nunca imaginó que se vieran tan bien juntas envueltas por dentro en un papel blanco, por fuera con un papel lila y amarradas por un moño rosa, las contó dándose cuenta que eran cincuenta rosas y cuando bajó la vista vió que tenían una nota.

"Para el omega más hermoso que he visto en toda mi vida."

Sunghoon no pudo evitar sonrojarse y soltar una risita al recordar que esa frase se la había dicho cierto alfa ayer, abrazo el ramo con delicadeza y olfateo las rosas, pero aparte de su olor natural, olían a...

A Heeseung.

El lobo interno de Sunghoon brincaba de felicidad al saber que tenía atención de su alfa.

O tal vez el aroma de Heesung estaba en toda la habitación.

Igual Sunghoon se mantuvo abrazando el ramo feliz, no quería ilusionarse pero ya lo estaba haciendo, no podía esperar a ver al alfa en el desayuno.

Se arregló lindo porque el alfa lo vería, salió a la cocina listo para hacer el desayuno.

— Buenos días — lo saludó el señor Lee cansado.

— Buenos días señor — hizo una reverencia algo nervioso, pensando que diría el señor Lee viendo que su hijo le mandaba flores y le decía cosas bonitas.

Una vez que terminó los panes franceses para desayunar pudo divisar a su alfa pero...

Una omega muy linda iba tras él.

Heeseung, por su parte, estaba tratando de no perder la cordura por el omega frente de él y concentrarse en los panes que estaban deliciosos y como no estarlo si los había hecho su dulce omega.

— ¿Entonces se van a enlazar o no? — inquirió Eunwoo.

Heeseung lo miró mal pero Karina se apresuró a responder. — En unos días será mi celo señor no se preocupe.

— Heeseung me pidió quedarse dos días, pensé que era porque su celo ya venía, además de que está comportándose un poco raro.

— Compermiso — se escuchó la voz tranquila del omega saliendo de la cocina.

Heeseung al ver que su nuevo objetivo se iba se alarmó y su alfa también, no soportaba tenerlo lejos.

— Olvidé mi celular, voy por él rápido — murmuró mientras se levantaba, según él disimuladamente de su silla para ir detrás de Sunghoon.

Sólo que no tomó en cuenta que su celular resplandecía  en esa misma mesa pero es que cierto omega lo había hecho dejar de prestar atención a cualquier cosa que no fuera  él.

Subió y pudo ver que se cerraba la puerta del  cuarto con algo de rudeza. No dudo ni un segundo en tocar.

— Mm, Sunghoon, puedo explicarte todo — dijo algo apenado mientras se agarraba el cuello.

No recibió respuesta.

— Sunghoon, por favor. — volvió a tocar.

Esperó unos minutos hasta que el nombrado por fin abrió la puerta.

— Son muy lindas pero una lástima que me las hayas dado tú. – le regresó las flores que había comprado hoy en la mañana que se había tardado tanto en escoger pues no sabía cómo le podrían gustar y no quería decepcionarlo.

Pero al parecer ya lo había hecho.

—Omega, por favor, déjame explicarte — se veía muy apenado, el nombrado sintió algo de pena por el alfa, ese alfa que ayer estaba juguetón y pícaro, hoy se miraba tan apenado y arrepentido.

— Está bien — lo dejó pasar a su habitación y entrecerró la puerta.

— Karina es la omega que está allá abajo, ella es mi novia, llevamos años saliendo pero nunca he sentido nada por ella realmente, solo hemos estado juntos por presión social , si de verdad la amara ya la hubiera marcado, además — se acercó su oído y susurró — Ella en años nunca me hizo sentir ni la mitad de lo que me haz hecho sentir en dos días.

Sunghoon volvió a tomar un rojo tan potente como el de ayer en sus mejillas, vió cómo el alfa volvía a colocar las rosas en la mesita de noche y regresaba para posicionarse detrás de él y abrazarlo de la cintura.

— Me gustas mucho Hoonie, mi lobo te desea con locura  — habló sobre su cuello— Voy a terminar con ella hoy en la noche, te lo juro, créeme que no sé cómo se lo vaya a tomar y me pone un poco nervioso que quiera formar una escena pero igual es algo que estoy dispuesto a soportar por ti.

— Bien — Sunghoon  trataba de sonar firme ante todo el desorden hormonal que provocaba el alfa dentro de él y más al estar abrazados de esa manera tan íntima... Nunca nadie lo había abrazado de esa manera.

Heesung depositó un beso en su nuca y se separó para tomarlo de la mano.

— Vamos a desayunar, cariño.

— Mm no, sólo deberían de desayunar ustedes que son familia, yo no entro ahí.

— Vas a ser mi familia en un tiempo, deberías irte acostumbrando a desayunar con nosotros — le sonrió coqueto.

El corazón de Sunghoon iba a explotar en cualquier momento si Heeseung seguía hablándole de esa manera, nunca nadie le había hablado ni mirado con tanta devoción.

Y por el otro lado Karina había subido para avisarle a Heeseung que su celular estaba abajo pero nunca se imaginó que su novio estuviera en el cuarto del omega que vivía ahí y que le estaba jurando amor eterno.




































































crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora