Capítulo cinco " Rata Inmunda"

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—déjenme ayudar, no significa que soy parte de la manada o que me aceptaron o algo así. Solo que puedo ayudar atraparlo, es todo.

—no —dijimos Stiles y yo

—Scott, puedo ayudarlos.

—no —miré fijamente a mi novio —ni lo pienses.

—necesitamos ayuda.

—bien, no voy —miré su cuello y no lo pensé dos veces, clavé mis colmillos en él.

—Maddy —dijo sorprendido

Succioné y succioné, no quería separarme, aún no estaba satisfecha pero sentía que Scott se estaba debilitando por lo que me separé.

—¡oh por Dios! Lo siento, yo... No sé por qué lo hice —me lamenté —estaba molesta y hambrienta y... No quise lastimarte.

—Estabas en ayunas ¿Acaso? un poco más y lo secas —comentó Stiles.

—no, tomé un poco está mañana —recordé vagamente.

—así que eres una vampiro —Theo sonrió.

—creí que era obvio —el malhumor regresó —Scott, dime algo.

—está bien, pero la próxima avísame.

—sí —sonreí apenas.

—¿Te llevó a tu casa? —preguntó Stiles.

—traje mi auto, pero gracias.

—un segundo ¿No te sentías mal? —Scott me miró seriamente.

—bueno, descansé y... Ya estoy mejor.

—no te cambiaste de ropa, es la misma que traías en la escuela.

—ah, ¿ahora me saliste tóxico? —alcé una ceja con diversión.

—estás mintiendo, ¿Por qué lo haces? ¿No confías en mi?

—suspiré —porque si te digo la verdad, te vas a enojar.

—¡No puedo creerlo! ¿Al fin le diste una oportunidad a Ben?

—Stiles, cállate —gruñí —no engañé a Scott, pero si lo hiciera, sería con Derek —dije obvia —pero no pasará, amo a Scott.

—Madison.

—odio cuando me llamas por mi nombre —le hice ojitos

—Ángel —se retractó— ¿Qué hiciste?

—fui a visitar a Peter —dije rápidamente y casi sin respirar entre palabra y palabra.

—¿Qué?

—¡Ay! ni al caso, vamos por Malia y Tracy, luego hablamos —le resté importancia.

—bien, pero hablaremos de esto.

—¡Qué sí, amor! —tomé su mano y salimos de la veterinaria.

—Creí que no vendrías.

—Stiles, no voy a dejarlos solos con esta rata inmunda—miré de reojo a Theo.

—la rata inmunda te oyó, fuerte y bastante claro —comentó el susodicho.

—lo sé.

Unos minutos después llegamos al departamento de policía.
Todo estaba muy silencioso, los chicos fueron a la oficina de Stilinski.

—¿Papá? —pregunté buscándolo con la mirada.

—¡aquí!

Me acerqué a uno de los escritorios, en el suelo estaba mi progenitor tratando de ponerse en pie, tomé su mano y lo ayudé. —¿Te hizo daño? —lo revisé de arriba abajo.

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