Capítulo veinticinco "Mis cachorros"

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Pov Scott:

Erik nos comentó que por el momento no podíamos entrar a ver a Maddy por lo que sólo nos quedó esperar un tiempo más.

—Scott ¿Vas a presentarnos a nuestros sobrinos? —preguntó Malia rompiendo el silencio.

—por favor, ya quiero ver sus caritas —dijo una chica rubia, que creo que se llama Jackie.

—am...claro, siganme —todo el grupo camino con destino hacia neonatologia donde los bebés que acaban de nacer, descansaban.

Entré, no había nadie así que me dirigí hacia un par de cunitas con un cartel que rezaba "McCall Walker",tomé a los pequeños en mis brazos y me acerqué al  ventanal.

Los chicos quedaron maravillados ante ambos pequeños, a sus ojos eran un par de muñequitos hermosos y perfectos.

—¡oh por Dios! Son hermosos —dijo Lydia con una sonrisa.

—soy tío —murmuró Tony con los ojos llenos de lágrimas de emoción.

—y yo abuelo —Cordell suspiró embobado —¡Dios mio! Soy muy joven para ser abuelo.

—pues cuando Maddy conoció a Scott, debiste darte cuenta de que esto pasaría.

—Siendo sinceros, creí que tú me harías abuelo —rió.

—¡oye! —fingió enojo —yo soy responsable...más o menos.

Emily abrió sus ojitos y alzó la mirada, parecía estar observándome, aunque la pequeña por tener sólo unas horas de vida no podía ver más que bultos oscuros.

Emily abrió sus ojitos y alzó la mirada, parecía estar observándome, aunque la pequeña por tener sólo unas horas de vida no podía ver más que bultos oscuros

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—Hola Ally —murmuré —mi pequeña lobita —besé su cabecita con cuidado sin poder evitarlo.

—Scott ¿Qué haces aquí? —preguntó una enfermera que me conocía de toda la vida —no puedes entrar aquí sin autorización —intentó tomar a los pequeños pero di un paso atrás, solté un pequeño gruñido casi imperceptible. Sentía un intento protector, no quería que ningún desconocido los tocará.—no, son mis cachorros —dije a la defensiva.

—si, son tus bebés pero debemos monitorearlos y...

—estaban solos, desprotegidos —me molesté.

—hijo —Mi madre llegó —dámelos a mi, yo me haré cargo de ellos, lo prometo. Se los di sin chistar, confiaba en ella —eso es.

Miré a los bebés una última vez y salí con mis amigos.

—¡Felicidades Scott! —Stiles palmeó mi hombro. —tienes unos bebés hermosos.

—así es —asintió la pelifresa.

—soy padre —dije perplejo—¡Dios mio! —y de la nada me desvanecí.

—cayó un poco tarde —opinó Tony tomando a su cuñado y recargandolo en su hombro.

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