My neighbor is a werewolf 2

Capítulo once "No estoy bien"

Entré a la escuela como si nada, aunque por dentro estaba más rota que un rompecabezas y por sino fuera poco llevaba un malestar horrible en la parte baja de mi estómago, sentía calambres y dolores.

—te ves terrible —dijo una voz burlona a mis espaldas.

—hoy no estoy para bromas, Ben.

—¿Qué te hizo? —gruñó alzando las mangas de su buzo.

—eso —secundó Cyrus.

— a ver...por donde empiezo —me apoyé en el casillero dando toques a mi barbilla fingiendo pensar —¡ah sí! Scott me engañó con Kira, salí embarazada, los doctores del miedo me atacaron y...estoy dolorida desde ayer por la noche ¿Algo más? ¡cierto! Probablemente acaben con mi vida, la del idiota de mi ex y ¡la de mi bebé!

—¿¡embarazada!? —exclamaron a coro con los ojos y la boca abierta, tanto que de no ser porque su mandíbula estaba pegada a su cráneo, en este momento estarían en el sótano.

—gritenlo, en mi casa aún no los oyen —rodee los ojos.

—¿Le has dicho a Anthony?

—¿creen que estaría aquí si le hubiera dicho? —alcé la ceja izquierda.

—Maddy Scott me contó —Liam llegó feliz —¡felicida...! —golpeé sus partes con mi puño —¡mami! —se encorvo hacia adelante.

—lo siento Liam, no estoy pasándola bien —suspiré.

—no hay cuidado —se intentó enderezar.

—¡Ay! —llevé una mano a mi vientre bajo.

—¿Qué tienes?

—¡Está de parto! —exclamó Liam.

—tengo un mes creo, no puedo estar de...

—¿Quién está de parto? —preguntó Theo, rodee los ojos con fastidio.

—nadie —gruñí.

—Maddy —abrió la bocota Cyrus.

—¿Estás embarazada? —asentí —¿Quién es el padre?

—Stiles —dije con sarcasmo, que el castaño no pescó y me miró impactado —¿Cómo crees? ¡Es Scott!

—¿Qué soy?

—¡demonios! Ya déjenme.—salí de ahí lo más lejos de todos.

—¡Maddy!

—lárgate McCall —grité harta.

—dios, mi apellido en tus labios nunca sonó tan...olvídalo —dijo al ver mi cara de pocos amigos. —Ben me dijo de tus dolores.

—estoy bien.

—no lo estás, deja de fingir que sí —tomó mi mano y sentí esa corriente eléctrica tan cálida, rompí nuestro agarre.

—no lo estoy, ¿Es lo que querías oír? —acepté —Esto de ser madre me aterra, no sé como cuidarlos, no sé con que los mantendré ni sé como se lo diré a mi padre y a mi hermano —admití.

—Madison, no estás sola.

—¿Por qué, Scott? ¿Por qué ella? —pregunté.

—Maddy nunca he dejado de amarte, eres la única.

—¿Crees que soy idiota? —fruncí el ceño —conmigo no te va a servir eso.

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T

omé mis cosas y comencé a empacar, me iba a ir de aquí, ya no podía más.
Beacon Hills se había vuelto una pesadilla para mí.