Capítulo cuarenta "Canaan"

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Terminé de hablar por teléfono con Genny, por suerte todo estaba bien con los bebés a excepción de que Emily tuvo una pequeña crisis pero el vídeo de Scott la tranquilizó.

—¿Hablaste con Genny? —preguntó Scott entrando a la habitación.

—si, los mellizos están bien aunque Emily tuvo una crisis —expliqué acercándome a él —pero tú vídeo la ayudó bastante.

—genial —sonrió apenas —sabía que iba a ser útil.

—no sabes el esfuerzo que estoy haciendo para no conducir hacia Texas por ellos —admití tomando asiento en mi cama.

—lo sé —se sentó junto a mí y me abrazó. —me siento igual.

—los bebés no se merecen esta vida, creo que fuimos egoístas al traerlos.

—¿Enserio crees eso? —podía ver la decepción en su mirada.

—a veces sí —admití —somos muy jóvenes, no temíamos la preparatoria y...somos un faro de lo sobrenatural.

—Ángel, podemos contra todo pronóstico, no importan los obstáculos —sonrió —si pudiera volver al tiempo, no cambiaría nada...¿Tú sí?

—suspiré bajando la mirada —la verdad no —lo miré a los ojos —no me imagino mi vida sin ti o nuestros hijos.

—entonces deja de pensar que fuimos egoístas por traerlos a la vida.

—si —tomó mi rostro en sus manos y unió nuestros labios en un beso de pura pasión que fue interrumpido por una garganta aclarandose com fuerza. Tras separarnos nos encontramos con Lydia y Malia en la puerta.

—¿Vamos a la escuela? ¿O los dejamos en un motel?

—¡Malia! —exclamó Lydia.

—vamos —suspiré separándome de Scott con mucha dificultad.

—tranquila no estarás separada de tu siamés por mucho —bromeó la coyote.

—no es mi...¡uf! —refunfuñe saliendo de la habitación.

—está un poco sensible por el tema de mellizos —oí que explicó mi prometido.

—no es mi siamés —hablé cuando Malia se unió a mi en la planta baja junto con Lydia. —es mi lugar seguro y a veces necesito sus abrazos para sentir algo de paz.

—lo sé, me gusta molestarte —se encogió de hombros.

—nunca cambies Mal —la abracé siendo correspondida.

—¿Para mi no hay nada?

—¡ven aquí! —abrí mi brazo para que se uniera a nosotras. —las quiero mucho chicas.

—y nosotras a ti —dijo Lydia con una sonrisa.

—cuando me case quiero que sean mis damas de honor.

—¿Disculpa? Yo seré la madrina —se autorproclamó la pelifresa.

—mmm...tal vez —reí. —aún es muy apresurado pensar en eso.

—Estás segura de que te quieres casar con Scott ¿No?

—Malia, no la hagas dudar —bromeó el castaño bajando las escaleras.

—no tengo dudas —sonreí al verlo.

—iré al departamento de policía, luego las alcanzó —comentó el castaño antes de besar mis labios y salir con nosotras por detrás.

Unas horas después estamos la tres en la biblioteca, en una mesa buscando información sobre Canaan.

—por cierto tuve un sueño extraño —admitió la banshee antes de explicar parte de ello.

My neighbor is a werewolf 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora