Capítulo 10

633 88 18
                                    

˖⁺‧₊Una búsqueda peligrosa☾₊‧⁺˖⋆♥

Cuando salieron del pueblo, se dieron cuenta de que ya era el atardecer, la gente que llegaron a toparse los miraban muy mal, no solo por la destrucción causada por Pucca más la de ayer que había hecho al igual que Ring-Ring, sino también por el caso de su hilo... varias casi tan crueles como las que los príncipes recibieron en aquella época.

     —Estúpida gente —susurró Tobe a lo que Garu le dio un codazo provocando que se quejara —¡Oye, dije la verdad! —dijo devolviéndole el codazo, lo que provocó que ambos comenzaran a manotearse.

     —¡Oigan, ya dejen de pelear! estamos en un asunto importante y solo hacen idioteces —dijo Ring-Ring con sus labios carmín y amenazando con sacar su Yang.

     Ambos se detuvieron y suspiraron, no es que quisieran darle la razón a la chica que provocó que fueran la comidilla del pueblo, pero era mejor si seguían el camino.

Pucca tomó la mano de Garu y lo alejó de Tobe, apresurando un poco su caminata e incitando a que Garu y compañía le siguieran el paso, la pálida ya no soportaba los murmullos de la gente juzgándolos y compadeciéndolos inútilmente... necesitaba mostrar que ella y su novio estaban tan unidos como siempre.

     Justo cuando llegaron al cementerio, el anochecer se hizo presente, la luna casi llena alumbraba la parte conocida del cementerio, Pucca abrazaba el brazo de Garu estando asustada, mientras que este pese a su serenidad, se encontraba nervioso, Ring-Ring solo estaba asqueada por el olor y la cantidad de polvo y bichos que había, Tobe también se encontraba nervioso, manteniéndose un poco distanciado de los tres... hasta que llegaron a la barrera con el sector embrujado.

     —Llegamos... —dijo la de vestido rosa mirando la tenebrosa barrera cubierta de espinas.

      —G-Garu, tengo miedo —dijo Pucca abrazando a su novio hasta casi asfixiarlo con su fuerza.

     —Él también tiene miedo, pero de ti —susurro Tobe entre risas por ver la expresión de Garu.

      La de camisa roja adaptó el mismo color en su rostro debido a su ira, soltó al ninja de coletas para tomar al rival de esté y con su brutal fuerza golpearlo en la parte baja de la mandíbula, aventándolo por el impacto y que pasara por encima del muro.

     —...Bueno, pasemos de una vez —dijo Ring-Ring que saltó al igual que Pucca y Garu y cayeron al otro lado de pie, a diferencia de Tobe que estaba tirado y adolorido.

—Hay dos mausoleos, veamos cuál es el de "su majestad" —dijo Ring-Ring que fue hacía ambos monumentos, Pucca la siguió, mientras que Garu ayudó a Tobe a ponerse de pie.

     —No necesitaba tu ayuda —espetó el trigueño y se apartó de Garu una vez que estuvo más estable.

     El pálido se encogió de hombros y siguió a las chicas, dudoso, el de coleta también continuó el camino de los chicos, hasta que los cuatro finalmente estuvieron frente a ambos mausoleos, ambos solo con el nombre "El último Rey de Sooga" y "El último Virrey de Sooga", no había fecha exacta y tampoco estaban el nombre real de ambos.

     —Parece que no los quisieron mucho como para ponerles sus nombres y las fechas —dijo Tobe irónicamente.

     —Sí, pero es mejor entrar de una- —Pucca se interrumpió así misma cuando piso algo que parecía ser tan frío que atravesaba su bota, miró y vio que era un hilo rojo, pero en lugar de emanar calidez al punto de quemar, era frío.

     La de camisa roja se agachó para tomarlo, pero inmediatamente lo soltó de lo frío que estaba, ni siquiera el frío del invierno llegaba al de ese hilo, que, en ambos extremos, este entraba a ambos mausoleos.

      —No entren ahíse escuchó el susurro a través del aire, parecía ser de una mujer.

     —Ring-Ring, no es gracioso —dijo Pucca comenzando a asustarse.

     —Y-yo no dije nada —aclaró la de pelo azul.

    Ambos ninjas sacaron sus espadas, los susurros comenzaron a hacerse más audibles, provocando que los cuatro se juntaran hasta pegarse las espaldas y ponerse a la defensiva, pero ni siquiera esa pose que les aseguraba la victoria contra quienes pelearan, impidió que sintieran como unas manos salían de la tierra y atrapaban uno de sus respectivos pies, haciendo que se separasen mientras gritaban asustados.

      Garu y Tobe cortaron las manos con sus espadas, Ring-Ring sacó su Yang y la cortó con sus mangas, sacudió su pierna hasta que la mano cayó, Pucca tomó la mano y con su brutal fuerza sacó al muerto que la agarraba, haciendo que la soltara y luego golpeándolo una y otra vez.

     —Fue suficiente —dijo la voz de una mujer, la misma que susurraba, haciendo que las manos y el cadáver dejaran de moverse y volvieran a su estado natural, Pucca al ver eso, soltó el cadáver.

      —¡¿Q-quien es usted?! —preguntó la de labios carmesí aún con su Yang activado y estando a la defensiva, Pucca, Garu y Tobe no tardaron en adaptar la misma postura.

      —Alguien que quiere evitar que cometan un sacrilegio —dijo apareciendo frente a ellos... era muy hermosa, su cabello negro llegaba hasta los pies casi, su ropa era antigua pero elegante al igual que su andar, sus labios eran rojos, un tanto oscuro al punto de verse negro, su piel tan blanca y brillante como la luna.

     —¿U-usted que sabe lo que buscamos? —preguntó la de moños odango.

     —Nadie viene a este lugar desde que los soldados del último rey fueron enterrados, aquel que venga a este lugar busca dos cosas: la muerte... o las tijeras del destino, y por la reacción que tuvieron ante a los cadáveres, creo que es la segunda —dijo ella caminando hacia ellos, pero cada paso provocaba que los muertos comenzarán a salir de sus tumbas, en su mayoría soldados aún con sus armas.

      —¿Y a usted que le importa? —cuestionó Tobe molesto.

     —Yo solo buscó un destino feliz para los demás, por eso imploré a los dioses para que todos pudieran ver la unión de su hilo cuando más lo necesitaran —sonrió enormemente.

     —...Usted es esa mujer de la leyenda —dijo Pucca atónita.

     —Muy lista, no permitiré que provoquen más caos al igual que el Rey y el Virrey, si no se van, estos muertos irán tras ustedes —amenazo.

    —¿En serio? —dijo Tobe esta vez soltando una risa incrédula.

     —Lo comprobarán ahora —dijo ella que comenzó a flotar y antes que Pucca saltase para atraparla, uno de los soldados aventó una lanza hacia ella.

     —¡PUCCA! —gritó Ring-Ring para jalar a Pucca con el hilo atrayéndola hacia ella y haciendo que la lanza solo rasguñara su brazo y no fuese atravesada.

     —¡D-Duele! —dijo Pucca cubriendo el rasguño.

    —¡¿Qué demonios le pasa?! ¡Está loca! —gritó la de pelo azul a la mujer fantasma, quien comenzó a reírse.

     —No estoy loca, estoy muerta, ustedes lo estarán si no desisten de esto —se carcajeó y desapareció mientras que los muertos corrían hacia los cuatro... y comenzaban a atacar.

¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora