Capítulo 22.A

461 51 5
                                    

♥⋆˖⁺‧₊Dejándose llevar☾₊‧⁺˖⋆♥

Ring-Ring jamás se imaginó con una mujer, ni una sola vez en su vida, sus aspiraciones a tener un novio atractivo y perfecto que estuviera a su nivel eran tan seguras como que era la mujer más linda de Sooga y que podía competir para ser la más linda del mundo.

      Pero ahora se encontraba comiéndose a besos no solo con una mujer, sino que para joder más su existencia, la mujer que correspondía su beso y acariciaba su espalda con necesidad, era nada más y nada menos que su peor enemiga, la mujer que más odiaba en el mundo, aquella que veía no solo como imperfecta sino como alguien que estaba por debajo de una persona estándar para tolerar, su eterna "némesis" a la que juraba odiar con la misma firmeza con la que afirmó su heterosexualidad...

      Aquel supuesto hechizo espantoso del que había sido víctima, la estaba haciendo cargar a Pucca para llevarla hasta su habitación, dejándola caer en la cama para inmediatamente ponerse encima suyo y atacar su cuello, succionándolo sin delicadeza y provocándole sonidos suaves y algo lastimeros a la contraria.

Ring-Ring, e-espera duele —jadeó temblorosamente entre el miedo de dejarse llevar y la excitación que comenzaba a recorrer su cuerpo, en especial cuando la aludida, lejos de hacerle caso, arrancó su camisa para dejar expuesto su torso y manosear su pálida piel con libertad.

     —¿En serio? se oye como si te derritieras de placer~ —susurro con una sonrisa mientras deslizaba su lengua desde esa notoria marca que había dejado en su delgado cuello hasta sus pechos, tomando el sostén de Pucca para jalarlo y arrancárselo sin cuidado alguno, provocando un pequeño grito de esta última por la sorpresa.

     —¡E-espera! —se cubrió sus pechos tímidamente, sintiendo su cara arder.

      —¿Que, dirás que es tu primera vez? —soltó una risa burlona mirando con incredulidad a la chica bajo ella, quien en ese momento... no era la obsesiva chica que se lanzaba a Garu para besarlo de una y mil formas, insinuándosele a él con descaro... era una chica siendo intimidada por su rudeza y experiencia.

     —...S-si... Garu y yo no...

     La de cabello azul al escucharla, soltó una carcajada burlesca, como si le hubieran contado el chiste más estúpido del año, tan malo que se volvía gracioso.

    —O sea, te le abalanzabas cada que podías a Garu para besarlo y casi hacerlo con él en la calle, ¿pero nunca tuvieron sexo? ¡Y tú y tu amiga presumiéndome que tú tenías novio y yo no! —siguió carcajeándose.

     —¡Deja de burlarte de mi! No tienes que recordarme que mi noviazgo no era lo que creía... —desvió la mirada sintiendo ahora aflicción.

     —Hubieras buscado a otro que te complaciera en lugar de ser una mojigata... aunque bueno... lo estás haciendo ahora —la miró con burla.

     —Eres una- —se quedó callada cuando Ring-Ring comenzó a quitarse el top que llevaba sin pena alguna, y debido a que no tenía sostén... Pucca vio aquello que Ring-Ring siempre resaltaba con descaro y las volvía tentadoras para cualquier hombre o incluso mujer que súpera apreciar los atributos de una hermosa chica.

     —¿Que decías?~ —cuestionó con una sonrisa divertida y quitándose el resto de su ropa, sabiendo qué tal y como había pasado con un que otro chico lindo con el que llegó a estar en un romance breve y divertido, Pucca ya había quedado hipnotizada por su cuerpo...

Ring-Ring... —musitó sin saber cómo suprimir el impulso de caer ante ella y sus encantos, entre su pequeña indecisión, la aludida quitó sus botines y comenzó a bajarle el pantalón junto a las bragas, y aunque Pucca cerró sus piernas, de igual forma ya estaba desnuda al igual que la contraria.

¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora