Capítulo 13

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˖⁺‧₊El final de un mal día☾₊‧⁺˖⋆♥

Los labios de Ring-Ring eran suaves, el choque lejos de haber sido doloroso era como si hubiera aliviado por lo menos la caída de sus labios, el tenue sabor que sentía era el del labial rosa de la contraria, tan dulce como un caramelo de fresa... odiaba el gusto que le generaba esa ese exquisito sabor fortuito, pues Ring-Ring no tardo ni tres segundos en apartarla de un fuerte empujón.

—¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA PUCCA?! —cuestionó mientras sacaba su Yang y la tomaba de la camisa de forma amenazante.

—¡F-FUE UN ACCIDENTE! —exclamó Pucca regresándole el empujón.

—¿¡ACASO ME USAS PARA VENGARTE DE TU "NOVIECITO"!? —gritó mientras se limpiaba la boca.

—¡¡CLARO QUE NO!! ¡además Garu lo hizo para que rompiera el piso y venciera el ejército! ¡¡cosas que TÚ NO HICISTE!! —explicó y hecho en cara.

—¡¡Que buena excusa!! ¡¿No crees?! Si quieres hazte la tonta pero te dire lo qué pasó: tu novio no rehuyo tanto de besar a un hombre para salvarnos a diferencia cuando tiene que andar contigo para quedar bien con todo el mundo y que tú no lo mates con tus arrebatos —contestó.

      —N-no es verdad, é-él me ama, ¡solo porqué nadie te quiere a ti no significa que todos estamos como tú! —exclamó Pucca apretando sus puños, Ring-Ring pareció enojarse aún más con el comentario, pero igual sonrió de lado.

     —Pero nadie usa mis sentimientos para su beneficio —contestó.

Pucca al oír eso... sintió un nudo en su garganta, definitivamente Ring-Ring siempre buscaba como hacerla sentir mal, la peor parte es que siempre lo lograba.

—...Vete a la mierda —espetó y la pasó de largo golpeando su hombro, odiaba los insultos, pero Ring-Ring siempre sacaba lo peor de si misma, aunque quería golpearla, ya había perdido mucho tiempo, quería acabar con todo esto de una vez.

Ring-Ring rodó los ojos y la siguió, no sentía pizca de remordimiento por decir lo que para ella era la verdad que Pucca negaba. Garu también siguió su paso, realmente quería desmayarse, todo este día había sido estresante, ¡el peor día de su vida hasta ahora!

      La caminata de los cuatro no duró mucho, pero definitivamente ya estaban en su límite de cordura, estaban tan estresados que dudaban de poder actuar racionalmente frente a otra adversidad, pero un poco de alivio hubo en ellos cuando vieron el pozo.

      Los cuatro se acercaron y se asomaron, muy en el fondo... demasiado para su gusto, se podían ver las luces, al menos la primera.

      —...Bajaré primero, Ring-Ring, sostén bien el hilo, cuando jale tres veces, significa que estaré en la tercera luz... —volteó a verla pero notó que ya no estaba, el hilo que las unía ya estaba dentro del pozo, y este comenzó a jalar su meñique —...Esto va a doler —dijo y luego fue jalada por el hilo provocando que cayera en el pozo.

      Garu se asustó al ver eso y escuchar como Pucca gritaba, hasta que el sonido se desvaneció por completo.

     —...Bien por ti, ya no lidiaras con tu opresiva novia —dijo Tobe indiferente a la situación.

      Garu se acercó a golpearlo, pero antes de lograrlo, alguien lo empujó al pozo bruscamente, Tobe se asomó rápidamente y sostuvo el hilo que los unía, impidiendo que Garu cayera más al fondo.

     —¿Por que lo ayudas Tobe? se supone que es tu peor enemigo, el sujeto al que más odias —preguntó un chico con una sonrisa malévola y ojos azules con una mirada igual de perversa.

     —¡¿Quien carajos eres?! —cuestiono sacando su espada e intentando aguantar el peso de Garu con su otro brazo.

     —Vine a ayudarte Tobe, descuida, así Garu cayera al fondo el pozo la verdad es que solo iría a otra dimensión, no moriría —dijo tranquilamente mientras se acercaba, dejando ver mejor su ropa de la realeza antigua y... una espantosa cicatriz en su cuello, como si lo hubieran degollado.

     —Vete al carajo, no voy a arriesgarme a que me arrastre con él, ¡déjanos en paz! —dijo lanzando un ataque.

      Garu intentaba sostenerse de las paredes del pozo, hasta que logró sostenerse de la entrada de una de las luces, no tenía idea de cuál era, pero prefería eso antes que caer hasta el fondo, miró hacia arriba estando preocupado.

      «¿Quien demonios me empujó?» pensó, no lograba escuchar nada de lo qué pasaba arriba, y aunque Tobe lo había salvado... esperaba que no lo dejara ahí.

Tobe terminó perdiendo su espada contra la del contrario, aún si ya había podido soltar el hilo, no podía contra aquel fantasma, cada ataque que acertaba, se le regeneraba como si nada, cuando sintió la espada en su cuello, evitó dejarse llevar por el miedo y mantuvo su cabeza en alto.

—Quieres venganza, ¿no es así? —dijo aquel fantasma sin dejar esa sonrisa.

—...Más que nada —respondió viéndolo sin miedo.

El de ojos azules mostró una llave, se la lanzó y Tobe logró atraparla, la llave tenía un listón rojo.

—Cuando termines de vengarte, usa esta llave, te llevará al portal de la tercera luz, aprovecha bien el tiempo en el que no habrá Pucca que salve a Garu —dijo con una mirada fría, repleta de oscuridad, ni siquiera Tobe tenía su mirada así...

—¿Y como se que no estás de lado de esa bruja que intentó matarnos? —preguntó desconfiado y evitando verlo a los ojos, le incomodaba su mirada, el contrario bajo su espada y se acercó a Tobe, poniendo el dedo en su pecho.

—Soy el Virrey, y mi mayor interés es que la gente consiga lo que quiere, en especial si eso causa un caos —sonrió de forma escalofriante y lo empujó, tirándolo al pozo.

El de coletas escuchó a Tobe gritar mientras caía, el pálido rápidamente se puso de pie y antes de que el trigueño cayera más al fondo, jaló con fuerza el hilo que los unía provocando que el choque entre ambos los hiciera caer dentro de la Luz donde estaba Garu... esta era la cuarta luz.

¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora