♥⋆˖⁺‧₊☽Tormenta☾₊‧⁺˖⋆♥
Pucca dormía profundamente en su cuarto, aislada del mundo exterior, y no tenía intenciones de salir para nada, estaba completamente decaída, apenas si lidiaba con lo mal que se sentía por todo lo que le había pasado en los últimos días, incluso había perdido la noción del tiempo y desconocía si el tiempo para Sooga había terminado o no.
Ring-Ring estaba debatiéndose en si hablarle o no, por un lado, no quería afrontar a Pucca ni en pintura... y por el otro, odiaba estar sola, no tenía nadie con quien hablar, a quien presumirle sus cualidades, ni a quien atormentar, e internamente... tenía un tenue sentimiento de preocupación por Pucca.
Por lo que, tragándose sus deseos de no ver a Pucca para no cuestionarse sus sentimientos, antes de disfrutar el pastelito dulce que iba a desayunar junto a su café, se puso de pie y subió para ir directamente a la habitación de Pucca, iba a tener la cortesía de preguntarle a esta última por su estado y pedirle permiso para pasar, pero luego recordó que, en primer lugar, Pucca era una huésped de su casa, y en segundo lugar, ella no pedía permiso para hacer lo que quería.
Entró dándole una patada a la puerta, rompiendo el picaporte y dejado agrietada la madera, Pucca se despertó con un sobresalto, su rostro pálido reflejando cansancio desapareció por completo para ponerse roja de enojo.
—¡¿Por que entras así a mi cuarto?! —exclamó la azabache estando furiosa y acercándose a la contraria.
—Porqué me dio la gana, ahora vas a pararte de esa cama, te ducharás, te cambiarás de ropa, y luego bajarás a comer. —dijo Ring-Ring sin inmutarse en absoluto con el estado de la contraria.
—¡No quiero, no me harás salir de aquí al menos que uses tu estúpido anillo! —se dispuso a volver a acostar.
—Bien, como quieras, deseo que te bañes, te vistas con tu ropa horrible de siempre, bajes y desayunemos juntas. —dijo y vio cómo Pucca a la velocidad de la luz y sin que está pudiera evitarlo, se bañaba, se vestía con su característica ropa y luego bajaba para desayunar.
—Debes estar contenta ¿no? —dijo mientras comenzaba a comer sin ningún tipo de cuidado o refinamiento, cosa que inevitablemente hizo sonreír a Ring-Ring hasta soltar una pequeña risa.
—Si, estoy contenta con eso. —sonrió y comenzó a comer de forma tranquila y elegante.
Pucca rodó los ojos y no tardo en terminar de comer todo, quiso levantarse pero como la de labios rosados aún no terminaba, tuvo que quedarse sentada a esperarla, y claro, no dudo en mirarla con ganas de ahorcarla.
—No me mires así, estar encerrada en tu cuarto llorando por tu patética vida no hará que se resuelva ni te hará sentir mejor, sin contar conque te ves terrible. —dijo hablándole como siempre.
—Deberías preocuparte por tu propia vida, en lugar de meterte en la mía. —replicó Pucca con su voz llena de ira y desdén.
—Mi vida está bien, pero la tuya y tú en si, son un desastre. —soltó una risa.
—...Pero igual yo te gusto, así sea un desastre ¿no? —sonrió mordaz haciendo que Ring-Ring se detuviera de probar el siguiente bocado de su pastel y la mirara... con molestia... —¿Que? ¿No me sacaste de mi cuarto porqué me extrañaste y te sentías solita sin mi? se que te importo, y creo que así como querías que admitiera que Garu no me ama, también es hora de que lo admitas, que yo te gusto mucho, mucho. —dijo un tanto mordaz pero con una burla infantil mientras la miraba.
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¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!
FanfictionCada 14 de Febrero que hay una luna llena, está se transforma en color rojo, y a partir de esa noche, la gente de Sooga puede ver su hilo rojo del destino y a quien está unido. Pucca esta muy emocionada de ver su hilo y que esté unido a Garu: s...