Capítulo 20.A

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˖⁺‧₊El dulce vino y☾₊‧⁺˖⋆♥
˖⁺‧₊la amarga verdad☾₊‧⁺˖⋆♥

Pucca recordaba que se quedó llorando y gritando en la cabina, duro muchas horas en aquel estado... hasta que terminó desmayándose, sin embargo, conforme abrió sus ojos, divisó un cuarto rosa, parecido al suyo, solo que no tenía ni una sola foto de Garu ni corazones, de hecho, fuera de los muebles y algunos productos de belleza e higiene personal... no tenía nada, era como un cuarto vacío.

«Sigo viva entonces... pero no se donde estoy» pensó con molestia y se sentó poco a poco en la cama donde estaba.

Talló sus ojos, y pudo mirar mejor su cuerpo, se dio cuenta de que tenía una pijama roja, que consistía en una camisa de tirantes y unos pequeños shorts ajustados, su cabello estaba suelto y parecía que se duchó antes de dormir.

«¿Donde está Ring-Ring?» pensó, quitó las sábanas que la cubrían y se puso de pie, aunque primero, se miró en el espejo de la habitación...

Se veía más pálida que antes, si las paredes fueran blancas, su piel se camuflaría con ella, ya no tenía maquillaje, pero sus ojeras y rastros de lágrimas la hacían parecer como si lo tuviera, y sus labios un poco partidos se encontraban casi tan rojos como el labial que usaba, además... había perdido peso, y siendo delgada, no le favorecía ese hecho.

«Me veo espantosa»
pensó como exageración a su estado.

Pucca soltó un suspiro desganado, amarró su cabello en sus acostumbrados moños odango y salió de la habitación.

Afuera, no estaba el restaurante de sus tíos con el sonido de la cocina o el bullicio de la gente, en su lugar, era un pasillo con un barandal, el cual daba vista al piso de abajo, donde estaba una sala, de sofás, muebles, y papel tapiz de diferentes tonalidades de rosa, en general, un cuarto elegante, y lo que se escuchaba era una de las canciones de pop que tanto le gustaban a Ring-Ring.

–{No puedo obligarme a dejarte ir~ No quiero causarte ningún dolor~ Pero te amo igual~ }–

     Ring-Ring escuchaba esa canción mientras bebía un poco de vino y leía una historieta romántica, al igual que Pucca, llevaba una pijama con camisa de tirantes y short ajustado, pero la suya era rosa al igual que su clásico vestido.

    Ring-Ring al ver a Pucca bajar las escaleras, dejó su copa en la mesa de centro y su historieta en un cojín para luego ponerse de pie.

—Hasta que despertaste, por un momento pensé que no lo harías —dijo entre seria y fingiendo desinterés.

—¿Donde... —Pucca ni terminó la pregunta, le dolían mucho sus cuerdas vocales.

—Desee una casa, no podía caminar arrastrándote, estuviste inconsciente tres días... no sabía que tanto te afectaría si deseaba que despertaras —respondió y agregó.

    «Posiblemente hubiera intentado asesinarte» pensó aguantando mirarla mal, estaba de pésimo humor.

     —...¿Te duele hablar?

     —...No... solo necesito hidratarme un poco —dijo acercándose a la mesa de centro para tomar la copa de Ring-Ring y beber el vino en ella.

     —...Creí que no bebías —dijo mientras veía como Pucca fruncía su ceño y hacía una mueca adolorida.

     —No lo hago... pero siempre hay una primera vez para todo —dijo sintiendo más resequedad en su garganta, pero eso no evitó que sirviera más vino y lo bebiera como si fuese agua.

¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora