¡𝕸𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝐇𝒾𝓁𝑜 𝕽𝑜𝑗𝑜!

Capítulo 24.A

♥⋆˖⁺‧₊☽La verdad☾₊‧⁺˖⋆♥

El rostro anonadado de Ring-Ring cambió a uno de furia, pero pese a su movimiento rápido en busca de quitárselo, Pucca fue aún más rápida y se alejó para ponerse el anillo.

—Bien, ahora yo tengo el anillo, deseó que a Ring-Ring se le devuelvan todos los golpes que recibí por culpa de tus deseos —fue lo primero que pidió.

Ring-Ring no tardo en sentir una gran cantidad de bofetadas por las veces que Pucca quiso insultarla y que por su prohibición no logró nada más que recibir bofetadas, luego sintió un par de golpes fuertes haciéndola caer lejos del sofá por las veces que Pucca la quiso atacar, y finalmente la espantosa bofetada de recuerdos de algún evento que no recordará durante algún momento de ebriedad en su vida.

—Eww, no recordaba me bese con Dadá en Año Nuevo —rodó los ojos.

—No es novedad que te hayas besado con él, ya lo has hecho otras veces, en fin. Ahora deseo que el destino de ningún habitante de Sooga sufra por nuestras acciones —deseó pero el anillo no brilló —¡Rayos!

     —¡DEVUÉLVEME MI ANILLO! —gritó Ring-Ring apuntó de atacarla y ya con su Yang controlándola.

    —¡DESEÓ QUE TE DETENGAS! —la apuntó deteniéndola en pleno ataque con sus mangas.

    Ring-Ring quedó inmóvil y se quiso mover, pero nada además de sus ojos y labios podía moverse.

     —Maldita, ¡no puedes tenerme así para siempre! —exclamó manteniendo las marcas rojas en su rostro, apenas distinguible por lo roja que estaba debido a su ira.

     —Si puedo, pero no soy alguien ruin como para hacerte algo así... Sin embargó... ahora seré yo quien te muestre que este anillo no domina los sentimientos —la miró.

    —¿Que harás? —le devolvió la mirada muy enojada, si su mirada asesinara, Pucca ya habría muerto en cuatro reencarnaciones seguidas.

     —Deseó que ya no estés enojada.

     Ring-Ring la miró y... no sintió ningún cambio, seguía sintiéndose enojada y con ganas de golpear a Pucca.

      —Deseó que te sientas feliz ahora y que dejes de ser vanidosa y cruel.

     —¡Púdrete! ¡Eso no significa nada, no es lo mismo! —gritó.

     —Deseó amarte —pidió ahora, haciendo que Ring-Ring se quedara callada... y ansiosa, pero antes de descubrir la causa de sus ansias... Pucca habló de nuevo —No te amo

      —¿Y luego, te aplaudo o que? —sonrió intentando ignorar su corazón latir más y más rápido, y la agobiante sensación de como las palabras de Pucca herían sus sentimientos supuestamente falsos...

     —...Deseó ver el deseo que el Rey pidió antes de darte el anillo —pidió ahora viendo como los pedazos de la bola de cristal volvían a unirse y le mostraba... lo que deseo el Rey en realidad.