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2015

La noche había comenzado a fluir como lo hacían sus charlas en el pasado. Llevaban casi una hora charlando de trivialidades en el sillón del living. Para ambos el hecho de conocer sus gestos con tanto detalle comenzaba a ser abrumador. Habían pasado casi diez años y sin embargo podían adivinar la expresión de cada uno con cada comentario. Se estudiaban con las miradas pero sonaban como dos viejos conocidos charlando sin profundizar en nada. 

Mel sostenía su lata de cerveza y la hacía girar sobre su mano, Alejandro la miraba con atención disfrutando de sus piernas desnudas cruzadas sobre el sillón. 

-No te imaginaba tomando cerveza. - le dijo ignorando el comentario de fútbol que ella le había dicho. 

- ¿Por qué? - le preguntó ella curiosa. 

-No sé, conmigo nunca lo hiciste. Siempre querías una Coca Cola. -Mel entrecerró los ojos y le respondió. 

- Muchas cosas cambiaron desde entonces. - Alejandro se acercó un poco y le sacó la lata para apoyarla sobre la mesa. 

-¿En serio? Yo veo todo bastante parecido. - le dijo tan cerca de su rostro que pudo sentir el aroma del shampoo que habían compartido unos minutos atrás. 

Lentamente comenzó a dibujar círculos sobre su pierna mientras no dejaba de mirarla con intensidad. 

- ¿Qué esperas de esto Ale? - le dijo un poco resignada Mel. Para Alejandro que volviera a llamarlo así fue suficiente para hablar con sinceridad. Pero cuando iba a hacerlo sonó el timbre. 

-Llegó la comida.- le dijo Mel casi en el mismo tono. Alejandro suspiró y fue a desgano a buscarla. Volvió con unas bandejas de sushi y las dispuso sobre la mesa ratona. Le ofreció unos palitos a Mel y al ver su cara le preguntó divertido. 

- ¿Sabés usarlos o preferís un tenedor?- Mel sonrió y mientras los tomaba le dijo. 

-Claro que se usarlos, a mi ex le gustaba mucho el sushi, pero si querías impresionarme deberías haber pedido una hamburguesa. - Ambos rieron y comenzaron a comer, pero el saber que Mel había estado con al menos otro hombre comenzó a molestarle más de lo que debía.  

Casi terminaban de comer y con la duda en su mente, Alejandro no aguantó más y le preguntó. 

- ¿Así que a tu ex le gustaba?- Mel se rió con ganas. 

-¿Me parece a mi o te pusiste celoso?- Alejandro intentando sonar indiferente le respondió. 

- Para nada. Simple curiosidad. ¿Tuviste muchos novios?- Mel se rió de nuevo.

-Menos que vos seguro. - le respondió divertida levantándose para mirar por el ventanal. 

Alejandro la volvió a mirar, todavía no podía creer que volviesen a estar en el mismo lugar. 

-Novia no tuve ninguna. - le dijo sin moverse.  Mel se dio vuelta y su figura se transparentó debajo de la camisa, la luz de la luna iluminaba su rostro desde el lateral y sin verla pudo adivinar que el pasado también danzaba rebelde en su mente.

De repente ella simplemente extendió su mano y lo llamó. 

- Veni... dejemos al pasado en el pasado. Soy Mel, trabajo en el departamento de finanzas y vivo con mi abuelo. - Alejandro se levantó y la abrazó. 

-  Soy Alejandro, dirijo una compañía y vivo solo. - Mel sonrió y antes de que pudieran volver a pensar en algo disfrutaban del sexo una vez más. 

Cuando la claridad de un nuevo día comenzó a colarse tímida por las ventanas, Mel se despertó y notó el brazo pesado de Alejandro sobre su cintura. Se levantó despacio y recogió sus cosas. Se vistió en silencio y recorrió el living con la vista para no dejar nada atrás. En ese momento el sol apareció por el horizonte hipnotizándola por un rato. 

Entonces tomó un papel y escribió una nota que dejó sobre la mesa, para volver a su realidad. 

El cuento se había terminado. 

Otro amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora