2015
La semana estaba terminando mejor de lo que Melany se hubiera imaginado. Sus compañeros eran divertidos y la habían incluido con cariño en sus almuerzos y bromas internas. Su jefa, si bien no era demasiado expresiva, le había dado pequeños indicios de que estaba conforme con su desempeño.
Para su alivio, no había vuelto a cruzar a Alejandro. De vez en cuando oía hablar de él e intentaba disimular que por dentro se moría por conocer cada detalle, pero prefería que nadie supiese que se conocían de un tiempo pasado.
Los rumores de pasillo, lo describían como alguien casi inalcanzable. Con una cita diferente en cada evento, siempre bien arreglado y de carácter fuerte cuando las cosas no resultaban como esperaba. También había escuchado que se había hecho cargo de la empresa hacía apenas un año, luego de terminar su posgrado en Estados Unidos, cuando su abuelo por fin se había decidido a jubilarse.
Saber de Alfredo la puso muy feliz. Guardaba un excelente recuerdo de él, y si bien su abuelo había hablado alguna que otra vez por teléfono con él, el pasado los había alejado y Melany se sentía un poco responsable por eso.
Llegada la tarde del viernes de su primera semana, cuando su jefa por fin se había despedido hasta el próximo lunes, el teléfono del box de Melany comenzó a sonar.
-Hola. - respondió algo curiosa.
-Buenas tardes señorita Melany, podría acercarse al tercer piso por favor. El Sr. Broome necesita conversar con usted. - dijo una voz femenina al otro lado de la línea.
-Si, por supuesto, ya subo. - respondió titubeante ante la atenta mirada de Pablo y Felicitas. Cuando cortó la comunicación, ambos clavaron su mirada en ella.
- ¿Qué pasó? - preguntó por fin Pablo, exagerando su tono de ansiedad.
- Me llaman del tercer piso, el Sr. Broome quiere hablar conmigo. - dijo tomando sus cosas y guardandolas en su cartera.
- Ayyy, mi amor, lo que daría yo por hablar con el Sr. Alejandro. - exclamó Pablo, abanicándose con la mano de manera dramática. Felicitas y Melany comenzaron a reír, siempre era divertido escuchar a Pablo y sus delirios por cualquier hombre que encontrara buenmozo.
-Espero que no haya sido mi primera y última semana. - dijo Mel volviendo su gesto serio.
-Naaa, quedate tranquila, recursos humanos está en el primer piso. - dijo Felicitas restándole importancia al asunto.
- A lo mejor Cruella te dejo más trabajo para el fin de semana. - completó mirando la hora en su celular.
-¡Uh, es tardísimo, no puedo quedarme a esperar pero me mandas un mensaje ni bien salgas! - le dijo mientras le daba un beso en la mejilla y tomaba a Pablo del brazo.
-Vamos amorcito, que tenemos turno en la peluquería. -le dijo con alegría.
Melany esperó a que se marcharan, ya no quedaba casi nadie en el piso, se tomó unos segundos para calmar los nervios que había podido ocultar de sus compañeros y por fin subió al tercer piso.
Las puertas del ascensor se abrieron y una mujer de unos cincuenta años, enfundada en un traje que bien podría haber usado Jackie Kennedy y la piel tirante en el rostro, guardaba sus cosas en una enorme cartera de Michael Kors.
-Ah, señorita Melany, pase, el señor la espera. Yo me estoy retirando pero cualquier cosa me quedo conectada con mi celular. ¡Que tenga un buen fin de semana! Es un gusto conocerla. - dijo ofreciéndole la mano, que Melany estrechó con firmeza.
-Muchas gracias, igualmente. - respondió intentando que su voz suene lo más segura posible.
-Pero pase, pase, no sea tímida que el señor es mucho más bueno de lo que dicen - le dijo guiando hasta la puerta, que abrió con un previo golpecito que las anunciaba.
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Otro amanecer
RomanceMel es una excelente estudiante de economia, que consiguió el trabajo de sus sueños en una de las mejores empresas de Buenos Aires. De una familia humilde, sincera, luchadora, hincha de Boca Juniors y valiente, la vida la golpeo demasiado joven y ah...