2015Mel escuchaba a su abuelo y no podía creerlo. Nunca se había enojado con él y lo veía demasiado frágil en ese momento como para comenzar, pero no podía sentirse más engañada. ¿Por qué habían decidido por ella? ¿Por qué la había dejado creer que Alejandro no la quería? ¿Por qué se lo contaba ahora? Estaba furiosa y sin embargo, en el fondo de su corazón, una llama de esperanza que creía apagada comenzaba a encenderse nuevamente.
No le respondió a su abuelo en ese momento. No pudo. Lo escuchó atentamente, procesó cada palabra que pronunciaba y abandonó la habitación. Pasó el resto del sábado pensando en el pasado, intentando adivinar qué hubiese pasado si...
Si no hubiese perdido el embarazo, si Alejandro no hubiese escuchado a su abuelo, si los padres de Alejandro la hubiese visto simplemente como una chica enamorada, si las cosas no se hubiesen puesto tan difíciles, si no lo hubiese vuelto a encontrar.
Todo giraba en su mente y no encontraba la salida.
En la tarde su abuelo golpeó la puerta de su casa y lo dejó entrar.
-Hola, se que no queres hablar pero hay algo más que quiero decirte. - Mel lo invitó a pasar y comenzó a decir.
- Abuelo, se que lo hiciste porque querías protegerme. - Pero Lautaro levantó su mano y la interrumpió.
-Mel, siempre pensé que podía decidir el futuro. Lo hice con tu abuela, intente hacerlo con tu madre y prácticamente destruí el tuyo. - al verlo llorar Mel tomó sus manos entre las suyas.
- No digas eso abuelo.- le dijo con cariño.
- Vos no lo sabes pero tu abuela amaba a otra persona cuando me eligió y yo lo sabía. Me empeciné tanto en hacerla mía que nunca me detuve a pensar el daño que estaba haciendo. Tu mamá no me dio mucho tiempo, pero también evité que siga su sueño porque entendía que debía formar una familia y casarse cuanto antes. - Mel lo acariciaba mientras lo escuchaba.
- Ahora entiendo lo mucho que me equivoqué. No soy quien para decidir por los demás. Sé que te hice mucho daño, pero prometeme que no vas a bajar los brazos. Vales mucho, hija, y ese chico te ama más que a su propia vida. - Ahora la que lloraba era Mel. El enojo le había dado lugar a la emoción. Abrazó a su abuelo y le dijo al oído.
- Te lo prometo, abuelo. -
Se despidió luego de una larga conversación y salió de su casa. Sin saber muy bien lo que iba a decir se encontró en la puerta del edificio de Alejandro. Iba a tocar el timbre cuando la chica que había visto un par de veces en la oficina se le adelantó. Era tan delgada que el pantalón blanco que llevaba necesitaba de un ancho cinturón para quedarse en su lugar. Lucía abundante maquillaje y sostenía una botella, que parecía de vino, dentro de una bolsa color madera con un moño. Para una buena noche informaban las letras a mano en uno de los laterales. Cuando oyó la voz de Alejandro al otro lado del portero su corazón se detuvo por un instante.
- Soy Carol. ¿Puedo subir?- le dijo la mujer con voz seductora. Mel aguardó inmóvil la respuesta y cuando ésta fue afirmativa su mundo se derrumbó, una vez más.
Volvió a su casa con la pena goteando a cada paso. Pasó a saludar a su abuelo y cuando este vio su expresión escuchó con dolor lo ocurrido. La abrazó y si bien no lo dijo, estaba seguro de que ese no podía ser el final.
Una hora después Mel recibió un mensaje de Alejandro preguntando por la salud de Lautaro y decidió no responder. En ese momento sólo quería descansar y olvidar.
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Otro amanecer
RomanceMel es una excelente estudiante de economia, que consiguió el trabajo de sus sueños en una de las mejores empresas de Buenos Aires. De una familia humilde, sincera, luchadora, hincha de Boca Juniors y valiente, la vida la golpeo demasiado joven y ah...