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2015

Mel había abandonado el departamento de Alejandro con un vacío en el pecho. La noche había resultado demasiado perfecta. Ella esperaba que en realidad su deseo fuese producto de una idealización de lo que no pudo ser y sin embargo Alejandro la había colmado a tal punto de llegar a sentir que podía volver a intentarlo. Y así y todo sentía que el pasado era demasiado cruel.  

Al verlo a su lado sumergido en un sueño profundo, la forma en que las cosas se habían desmoronado en el pasado la llevaron a guiarse por el temor de volver a sentir algo similar y había tomado la decisión de marcharse. 

Una nota, impersonal, fría y falsa era todo lo que pudo ofrecerle. 

Enfrentó el lunes en la oficina y rápidamente pudo hacer de cuenta que ese fin de semana nada había cambiado, cuando en realidad su mente no dejaba de recordar cada minuto compartido. 

Las horas corrieron y el día finalizó sin novedades de la persona que robaba sus pensamientos. Y así continuó toda la semana. Comenzaba a creer que su nota había sido suficiente para alejarlo pero en lugar de sentir alivio, la decepción la había abordado. ¿Realmente eso había sido todo? 

Alejandro aún llevaba la nota consigo. El inesperado viaje a Estados Unidos para cerrar un trato con una empresa le habían dado espacio para evitar actuar sin pensar. 

Esa mañana al despertarse imaginó que podrían compartir el día. Quería recuperar su confianza y estaba dispuesto a ser sincero tanto con ella como consigo mismo. Volver a hacerle el amor solo había confirmado lo que tanto temía. Nunca había dejado de amarla.  

La buscó y hasta esperó unos minutos que apareciera por la puerta llevando un par de cafés para compartir pero cuando las horas avanzaban fue perdiendo las esperanzas. Entonces la vio. La nota de su puño y letra. 

Estuvo lindo. Te agradezco que me hayas dado

 la oportunidad de conocer otro amanecer. 

No sabía que era tan diferente de tu lado del mundo.

Que sigas bien.

Mel

La tuvo que leer dos veces para convencerse de que lo que decía era real. Mel no escribía así. A Mel le importaba herir los sentimientos de las personas. ¿Estuvo lindo? Había sido la mejor noche de su vida. Pero lo que más le molestaba es que siguiera viéndolo como un niño rico. ¿Su lado del mundo? Su lado del mundo no tenía nada de especial si ella no estaba en él. 

Había pasado años convenciendose de que había hecho lo correcto y sin embargo una noche junto a ella no hacía más que probar lo equivocado que había estado en el pasado.

Tuvo 15 días para aclarar su mente. Cuando llegó a Buenos Aires sólo había algo que tenía claro. Esta vez confiaría en sus sentimientos y haría lo correcto. 

Otro amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora