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2015

Lautaro y Alfredo parecían agotados. El pasado no volvía de manera gratuita. Los años habían pasado pero los sentimientos estaban más presentes que nunca. Llegó a pasar más de un año desde la última fiesta del club del barrio, para que Aurora decidiera pasar la relación que tenía con su mejor amigo a un nivel mayor. Se había enamorado de Lautaro lentamente, lo encontraba divertido, caballero y atento. Siempre buscaba la manera de hacerla sonreír y si bien nunca llegó a sentir ese deseo imposible de frenar que sólo había sentido con una persona, lo amaba y sentía que podían ser felices juntos.

-Yo los vi. - dijo Lautaro buscando la mirada de su amigo.

- ¿Qué decís Lauti? ¿A quienes viste? - le respondió Alfredo intentando salir del tema.

-Yo te seguí a la terraza esa noche y vi como Aurora y vos se besaban y ... - Alfredo tomó su mano y habló.

-No importa lo que hayas visto, eso forma parte del pasado. - pero Lautaro continuó.

- No solo los vi ese día. La vi cada vez que escuchaba tu nombre. La vi llorar a escondidas en nuestra casa. La vi el día de tu casamiento con Blanca intentando sonreír más de lo que deseaba. No me malinterpretes, estoy seguro de que fuimos felices, pero también estoy seguro de que fui un egoista. Debí haber dicho algo. - Lautaro lloraba y el corazón de Alfredo se estrujaba con cada lágrima.

- No fue tu culpa. - le dijo cuando pudo hablar.

- Fui un cobarde y ese peso me acompaña hasta el día de hoy.- expresó Alfredo con sinceridad.

-No debimos decidir por ella, no debimos sentir que era nuestra la decisión, pero la verdad es que tampoco sabemos qué hubiese pasado. Amigo, tuvimos una buena vida y eso es lo que importa. - El abrazo que siguió fue tan intenso que volvieron a sentirse pequeños.

Desde la puerta de la habitación Alejandro los miraba sorprendido. Su abuelo había amado a otra mujer y sin embargo no fue lo suficientemente valiente para seguir sus sentimientos. La historia le resultaba demasiado familiar. Giró su cabeza y vio que Mel se acercaba, hizo un ruido a propósito y los ancianos se separaron.

-La hora de visita se terminó. - dijo Mel entrando al cuarto. Ajena a lo que acontecía allí se despidió de su abuelo y acompañó a Alfredo y a Alejandro hasta la salida.

Se disponía a volver a su casa cuando Alfredo tomó sus mejillas con ambas manos y la miró.

- Prométeme que vas a ser feliz. - le dijo, sintiendo que era la misma Aurora quien lo escuchaba. Ella miró sorprendida a Alejandro quien tomó a su abuelo y le dijo.

- Vamos abuelo. Dejemos descansar a Mel. - Esta le dio un beso en la mejilla y lo miró.

- Es lo que estoy intentando. - le respondió volviendo su mirada hacia Alejandro, quien no pudo evitar el dolor que le causó. Las cosas no habían terminado nada bien en el pasado, pero eso no quería decir que debían resignarse.

Acompañó a su abuelo hasta el auto y volvió para despedirse de Mel.

-Mantenme al tanto de la evolución de Lautaro. Podemos trasladarlo a un lugar mejor, yo me hago cargo de los gastos.- le dijo. Mel lo miró con fastidio.

- No necesito que te hagas cargo de nada. - las palabras sonaron a pasado en sus oídos.

- Ya se. Pero me gustaría hacerlo. - le respondió, intentando sonar sereno. Mel dudo un tiempo, no quería enojarse, estaba demasiado agotada para pelear.

- No te preocupes, se está recuperando, te mantengo informado. - intentó irse pero él la sujetó.

-  Mel.. - le dijo. Ella lo miró con desconfianza y él supo que no era el momento.

- Nada... Mañana te llamo. - dijo finalmente y la dejó ir.

Otro amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora