19 | Trampolín de preocupaciones

9.3K 1.1K 665
                                    

Mañana salimos para Nueva York

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mañana salimos para Nueva York.

Pero creo que ya no quiero hacerlo.

Tengo miedo de lo que pueda pasar allí.

¿Tengo miedo? ¿O solo estoy preocupado? ¿Ambas quizás?

Soy un puto trampolín de preocupaciones.

Los días se sienten más pesados esta última semana. Me cuesta más comunicarme y tratar de mantenerme activo, porque a la primera oportunidad que encuentro, estoy otra vez hundido entre mis sábanas, scrolleando Instagram o Tik Tok por horas. Incluso cuando Isaac se desvive por sacarme una sonrisa y Barb y Take no pierden su interés por acompañarme, siento que con cada puesta del sol me vuelvo un poquito más desalmado y un poquito menos empático.

Me es imposible romper con este ciclo. Incluso cuando parece que doy un paso al costado y me permito sentir algo diferente a la tristeza, mi mente siempre encuentra la forma de hacerme recaer. Estoy cansado de esta versión. Estoy cansado de sentir pena por mí mismo, pero ¿qué hago para acallar la mierda que pasa por mi cabeza?

Antes solía ponerme feliz cuando veía a Bárbara y a Takeshi teniendo un "momento". Ahora, sin embargo, cada vez que los veo cruzar miradas, compartir una sonrisa picarona o simplemente una conversación agradable, me embarga un profundo torrente de envidia.

Quiero sentir felicidad por ellos, pero no puedo. Su felicidad de estar juntos (porque todos sabemos que eventualmente lo estarán) implica reconocer que ellos tendrán lo que yo nunca podré: alguien que me ame con tanta pasión que uno empiece a leer novelas románticas solo para poder compartir un nuevo interés con esa persona.

Soy un miserable amigo y un ser humano terrible, e incluso cuando quiero cambiarlo, incluso cuando trato de aferrarme a la idea de que todo está en mi cabeza, no soy capaz de dar vuelta la página.

La espiral es eterna y agobiante y no pretende dejar nada a su paso.

Lo peor de todo es que esta lucha interna por dejar de sentir tantas cosas negativas también aparece cuando empiezo a pensar en Isaac. Cada segundo que compartimos es como un mimo al alma, el recuerdo de que quizás hay almas gemelas dando vueltas, y que tal vez haya encontrado la mía. Sin embargo, una potente energía oscura, cargada de ese odio, esas inseguridades y esas fuerzas que siempre me mantuvieron enjaulado, se hacen presentes cuando estoy con él.

A veces en vez de disfrutar su compañía, me estoy preguntando por qué quiere compartir tiempo conmigo en el primer lugar. No es justo para él y tampoco es justo para mí que me sabotee de esta manera, pero ¿qué puedo hacer? Estoy atrapado, tan atrapado en mi propio laberinto que hasta incluso acabo insultándome cuando siquiera contemplo la posibilidad de que Isaac me quiera con otros ojos que no sean los de un amigo.

La pregunta me carcome: "¿y si...?" Pero también me destruye por dentro el saber que mis ilusiones siempre serán eso y nada más: simples y estúpidas ilusiones.

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora