14 | Mi pequeño gran hombre

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—Hola, ¿mamá?

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—Hola, ¿mamá?

No debería haber esperado tanto para llamarla. Con papá siempre están enviándome mensajes diarios, asegurándose de que todo esté bien conmigo. Supongo que, como no tuve las mejores semanas, estuve tratando de evadirlos. Si descubrieran que me alejé de Violet o de que estuve llorando en los rincones de mi habitación, habrían manejado hasta la universidad más rápido de lo que cualquier padre cuidadoso podría haber manejado nunca.

Soy un afortunado por tenerlos.

—¡Hijito! Lo mucho que extrañaba escuchar tu voz... ¿Cómo te encuentras? ¿Estás abrigado? ¿Tomaste suficiente agua esta semana?

Hago una mueca de disgusto tal como lo haría cualquier adolescente rebelde en medio de su pubertad mientras me siento en el inodoro del baño —no estoy cagando, pero necesitaba un lugar en donde nadie me molestara ni estuviera escuchando a través de las paredes—. Sé lo mucho que se preocupa y sé que lo hace por buenas razones, pero tiene que entender que ya soy un adulto y que, si no estuviera tomando suficiente agua, ya estaría en el fondo de una zanja, luego de haberme desmayado tras un entrenamiento intenso.

Aunque, si tengo que sincerarme, no quiero que Tanya Watts deje de preguntarme si tomé agua o si me abrigué jamás en la vida. Es el recordatorio más fraternal de que, sin importar la edad que tenga, yo seguiré siendo el bebé de mamá.

—Sí, mamá, me estoy cuidando mejor que un deportista de élite. Voy a llegar bien preparado a la maratón —respondo—. ¿Ustedes cómo están?

Mi madre suspira antes de contestar.

—Oh, ya sabes como es tu padre, siempre se trae algo entre manos...

Sé exactamente lo que significa eso.

—¿Qué se le dio por aprender otra vez? ¿Arrancó un curso de pastelería?

La risa espontánea de mi madre me transporta a todos esos hermosos momentos que compartimos juntos como familia.

—Ya quisieras. Está cultivando tomates en el jardín. ¡Tomates! ¿Puedes creerlo? —Ambos nos reímos a través de la línea, pero una vez que dejamos de hacerlo, mi madre cambia el tono para agregar—: ¿Qué sucede, hijo? Sé que tú solo llamas cuando algo o alguien te está atormentando.

Inspiro hondo antes de continuar. Quiero asegurarme de que me mantendré tan firme como pueda cuando le cuente a mamá sobre Finn y su identidad de género. Ya me quebré lo suficiente estos últimos días, y no quiero que se preocupe más de la cuenta.

Traer el tema a colación sé que le dolerá, pero también entenderá que es por una buena causa.

—Sí, bueno, resulta que me hice... ehm... supongo que... ¿amigo...? Amigo de mi vecino en los dormitorios. Hace unos días los papás vinieron a visitarlo y lo insultaron muy fuerte... así que cuando se fueron traté de hablarle y me contó que...

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora