43. El brindis

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Les dejé un anuncio en negrita al final del capítulo, no se lo pierdan si quieren estar en el Zoom del capítulo final el domingo que viene :)

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Les dejé un anuncio en negrita al final del capítulo, no se lo pierdan si quieren estar en el Zoom del capítulo final el domingo que viene :)

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Entro en el hogar de los Watts con la esperanza de que sea el lugar mágico del que Isaac siempre me habló, el lugar en el que vivieron tantos momentos inolvidables y en el que construyeron la familia que con tanto amor cuidaron.

Cuando me encuentro con mi novio sonriéndome de par en par al abrir la puerta, y con Tanya a su lado sonriéndome también, no tengo dudas de que estoy a punto de vivenciar una noche especial.

Las personas con las que estoy a punto de compartirlo son las especiales.

—¿Quién lo diría? Cada vez que te veo, creo que me gustas un poco más —me dice Isaac cuando me rodea con sus brazos para saludarme, está tan emocionado como yo de por fin poder conocer a mi mamá y a mi hermano.

Cuando se separa de mí, Tyler corre a su pierna izquierda y se agarra fuerte de ella como si fuera una garrapata que nunca más soltará a su presa.

—Escuché que eras una buena persona, ¡y yo también quiero ser una! —exclama mientras todavía lo sostiene y me mira—. ¿Si lo sigo abrazando dices que se me contagia lo bueno?

Isaac le acaricia su cabeza con cariño, el resto de nosotros reímos ante sus ocurrencias.

—Me contaron que ya eres un chico muy bueno, Tyler. No me necesitas a mí.

Se separa, mira a Isaac con ojos ilusionados.

—¿En serio?

—En serio.

Levanta los brazos en señal de victoria y empieza a correr por la casa celebrando su reconocimiento con sonidos ininteligibles. Cuando lo hace, Isaac se encuentra con los ojos de mi madre observándolo, lista para saludarlo. El momento que tanto estuve esperando... una realidad al fin.

Isaac, como respetuoso que es, solo extiende su mano para no invadir su espacio. Pero mi madre, quien me sigue sorprendiendo cada día, elige el camino inesperado y abraza a Isaac con una fuerza e intensidad que solo aparecen en los abrazos que están bien dados, aquellos que salen del corazón.

—Gracias por cuidar a mi hijo cuando yo no lo hice —anuncia, comiéndose las lágrimas en un esfuerzo por no quebrarse en el primer minuto de esta Nochebuena.

Luego de pasar por los brazos de Isaac, se traslada a los de Tanya, quien la recibe con la misma alegría que su hijo.

—Gracias por ayudar a mi hijo cuando yo no lo hice —dice esta vez, en un mensaje muy parecido al que le dio a Isaac. Se está sacando todo lo que se tenía que sacar del pecho.

Antes creo que era una persona muy escéptica, ni siquiera era capaz de confiar en las personas que tenía a mi alrededor, menos iba a confiar en temas más trascendentales. Pero ahora siento que cambié, ahora siento como si todo esto fuera un gran y enorme milagro: la presencia de Isaac en mi vida, la llegada de Tanya (y el hecho de que se haya salvado), la permanencia de Barb y Take a pesar de todo, mi posición en cuanto a mi identidad de género, y para completar este círculo, la aceptación de mi madre.

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora