6 | El día presente

16.1K 1.4K 693
                                    

No llego

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No llego.

No llego.

No llego.

Okey, sí, llego.

Llegué.

Sigo cayendo por mis mentiras. Qué sorpresa.

Cruzo la línea que marcamos con Violet cuando comenzamos nuestro entrenamiento alrededor del lago. Cuando planeamos nuestras sesiones de running semanales, no esperaba que las pasadas de doscientos y trescientos metros me costaran tanto. Es cierto que mis pulmones están hechos para una carrera de larga distancia y no tanto para sprints que pongan a prueba mi velocidad, pero de todas formas es algo que ambos necesitamos si queremos alcanzar nuestros objetivos.

Con Violet nos propusimos correr la maratón de cuarenta y dos kilómetros de Nueva York. Es un desafío que no debe ser tomado a la ligera, ni desde lo deportivo ni desde lo vincular. No solo tenemos que estar físicamente listos para lo que se avecina, si no también listos para pasar casi todos los días del semestre con el otro.

La segunda parte nunca fue un problema... hasta ahora. Con Violet nuestra relación siempre fue natural y entretenida, dos amigos que renovaban sus actividades de forma constante y que encontraban la forma de que la chispa de la amistad siguiera encendida. Sin embargo, desde aquella noche que salimos de fiesta y que los límites de lo que éramos se desvanecieron, las cosas cambiaron.

Ella tiene todo claro. Y yo no. Yo nunca tengo nada claro.

—Lo estamos haciendo muy bien. Si seguimos así, vamos a llegar a Nueva York con los tiempos de un atleta olímpico —me dice Violet al mismo tiempo que resetea el cronómetro de su reloj y se prepara para correr sus últimos doscientos metros del día.

—No lo dudo —contesto con una media sonrisa agotada, producto del esfuerzo que tuvo que hacer mi cuerpo para completar el entrenamiento de hoy.

Violet me guiña un ojo y sale despedida hacia la próxima línea de nuestro recorrido. Mientras ella corre vibrante en su top rojo y calzas negras, con el pelo recogido en un rodete perfectamente colocado, yo me quedo sentado en un banco enfrente del lago, donde dejamos nuestras pertenencias cada vez que ejercitamos. A medida que avanza, se cruza con una serie de conocidos que la saludan con una sonrisa y que se quedan impactados ante su figura. Verla así, tan despampanante a ojos ajenos, me recuerda la cantidad de veces en las que otros chicos se me acercaron en clase y me "felicitaron" por mi relación con Violet.

Por supuesto que asumieron que éramos novios, y por supuesto que tenían que venir a decirme algo sobre lo "afortunado que era por estar con una mujer como Violet". Es curioso como algunos hombres piensan que las chicas son una conquista más de su lista, olvidando que detrás de lo que uno ve a simple vista hay una persona con sentimientos, emociones y preocupaciones.

Sentimientos, emociones y preocupaciones que, si no dejo de ser tan cobarde, voy a destruir por completo.

No quiero pensar sobre Violet y nuestra relación, por lo que tomo mi teléfono cuando me llega una notificación que me llama la atención. Es de Dormies, y me está avisando que hay publicaciones nuevas de estudiantes de mi edificio. Sin saber por qué, cliqueo y me adentro en la aplicación. Cuando lo hago, me encuentro con un posteo en mi feed que se diferencia en demasía de los demás. Este está perfectamente escrito, con todas las comas y puntos que yo siempre olvido usar, y tiene un nivel de profundidad que destaca entre las nimiedades que suele subir el resto.

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora